Quedada en Porto do Son

 A pesar de las numerosas bajas sufridas a lo largo de la semana, y con el fin, por un lado, de mantener las buenas relaciones diplomáticas con nuestros vecinos del norte y, por el otro, de hacer labor de reconocimiento de terreno apto para nuestras rutas por la sierra, cuatro miembros del club, uno de ellos de incógnito, se dignaron a participar en la quedada organizada por el Club Son Bikers en Porto do Son.
El lugar de reunión, y desde donde se iniciaba y finalizaba la quedada, era el polideportivo Santa Irene en el propio centro del pueblo. Allí se reunían aproximadamente 50 bikers para disfrutar de una ruta de unos 25 kms y dificultad media que discurría por las pistas y caminos que circundan los montes de O Son.
Los primeros kilómetros se hicieron a ritmo suave por caminos cercanos a la costa y que en algún momento bordeaban las playas. Y la demostración de que el ritmo no era excesivamente duro se notaba en que los integrantes de Portela MTB se mantenían en cabeza ayudando incluso a los organizadores en algunos de los cruces.
Una vez cruzada la comarcal AC-305, y encarrilados hacia la sierra, comenzaron las dificultades con un primer tramo algo durillo pero en el cual aún se mantenían los Portela en las primeras posiciones. Las rampas hicieron que el pelotón se fuese estirando, con la cabeza dando algunos arreones, con algún despiste en un par de cruces y algún problema técnico, pero con un ritmo bastante interesante.
La parte final consistió en un continuo sube y baja, por tramos de pista muy rápida en su mayor parte, un par de repechos para que el pulsómetro también se dejase notar, alguna escapada entre senderos de raíces y un par de bajadas en las que más de uno se las vio negras para no salir por encima del manillar, sobretodo en un tramo de sendero estrecho, con la tierra muy suelta en la que la rueda trasera ignoraba lo que era girar sobre su eje y que con el polvo que levantaban los de delante hacían aún más dificultoso ver el camino y, sobre todo, un piedrecita de tamaño considerable que alguno casi se traga.
Una vez reagrupados en el polideportivo y después de una reconfortante ducha, sin que a nadie se le cayese el jabón, se dio paso al ágape del que se dio buena cuenta y que consistía en unos mejillones cocidos, abundante churrasco (el Maestro Brey hubiera estado en su salsa y no hubiera dejado que sobrase tanto), bebidas y de postre rosca.
Agradecer a los miembros de Son Bikers esta tarde deportivo-gastronómica en buena compañía y que repetiremos la próxima vez.
Track de la ruta

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