Soplao 2013

Aquí estamos por quinto año consecutivo dando cuenta de nuestras aventuras en los Diez Mil del Soplao, el "infierno del norte"...
A dos semanas vista, lo que  las previsiones decían que iba a ser un Soplao de buen tiempo, fueron oscureciéndose hasta que los modelos meteorólogicos mostraron el peor de los escenarios. frío, lluvia, viento e incluso nieve! No había duda ni margen para la esperanza, todas las previsiones mostraban el mismo escenario y eso a pesar de haber consultado todas y cada una de las fuentes de información meteorológica, desde accuweather, el tiempo, aemet, windguru, institutos extranjeros de meteorología, páginas locales e incluso el Calendario Zaragozano.
La cosa pintaba muy mal y vista la experiencia del año pasado (Soplao 2012: Hipotérmicos) el objetivo estaba claro...intentar sobrevivir!
Este año el desplazamiento lo realizamos Matías, los hermanos Blanco (Angel y Santi) y el menda (Pas), que partimos de Pobra do Caramiñal rumbo a Cabezón de la Sal a primera hora de viernes. A pesar de las previsiones de mal tiempo los ánimos y la moral estaban por las nubes, sobre todo para un primerizo como Matías, que incluso se planteó hacer el desplazamiento hasta Cabezón de la Sal en bici, aunque al final decidió honrarnos con su grata compañía y nos acompañó en la furgo.
El viaje fue relámpago, a la hora de la comida ya estábamos en Cabezón y tras dar buena cuenta de unos suculentos platos de pasta y unas pizzas, nos dirigimos a la zona de recogida de dorsales para empezar a empaparnos del ambientillo y visitar la exposición comercial que crece año tras año.
Tras realizar las últimas compras en el pueblo (engalanado con el careto de Luis Tubío por todas partes) nos dirigimos hacia los apartamentos, donde hicimos la última puesta a punto de las máquinas, nos preparamos una abundante cena de pasta y tras un par de horas comiéndonos el tarro sobre qué ropa y accesorios llevar, nos fuimos a camita para prepararnos para el madrugón del día siguiente.
La decisión de la ropa y equipamiento fue fácil: decidimos llevar todo cuanto teníamos y cuando digo todo es TODO! Conociendo mis dificultades para abandonar y viendo lo mal que lo pasé el año pasado, la estrategia estaba clara, olvidarse de tiempos y demás e intentar sobrevivir a esta edición pasando las menores penurias posibles.
Para ello monté unos bártulos que envidiarían muchas de las expediciones al Everest, calcetines de invierno impermeables Sealskinz, botas Celsius, cubrebotas, culotte, perneras, pantalón impermeable, camiseta interior térmica, buff, chaqueta de invierno, chubasquero, doble guante, unos de neopreno de submarinismo y otros de entretiempo, camiseta interior térmica y maillot de invierno de repuesto, barritas, geles, pastillas de isotónica, herramientas, guardabarros delantero y trasero...ya sólo me faltaba llevar alguna manta térmica o productos similares!!! Perdón, que se me había olvidado, que de eso también llevaba! Trozo de manta térmica para las bajadas, unos productos calentadores que generan calor durante 5 horas e incluso unos ponchos impermeables del chino por si llovía en la salida...como decía Matías, no quedaremos de primeros, pero seguro que arrasaríamos si hubiese un premio a la mochila más pesada.
Tras el madrugón y un desayuno en condiciones nos dirigimos a la salida, donde la gente aparecía con inventos varios para protegerse de la lluvia, pero increíblemente no cayó ni una sola gota de agua y por encima con una temperatura bastante agradable...así que en cuanto empezó la cuenta atrás y el Thunderstruck comenzó a sonar nos deshicimos de nuestros ponchos y casi sin darnos cuenta nos pusimos en marcha por las calles de Cabezón a vivir nuestro "infierno".
Este año hubo varios cambios de recorrido, entre ellos el tramo inicial, por lo que ante las previsiones de tapón, que leímos en los foros que se producirían al tomar el primer desvío, teníamos pensado tirar en esa zona para llegar los más adelante posible...pero por lo visto no eramos los únicos que íbamos bien informados, ya que todo el mundo tiró a saco, así que en cuanto se tomó el primer desvío...taponazo al canto.
A diferencia del recorrido antiguo, que era bastante propicio para adelantar posiciones en las pistas iniciales, el recorrido nuevo se estrecha bastante a las primeras de cambio, por lo que no te queda otra que tener paciencia y superar esa zona al tran-tran. El nuevo tramo la verdad es que es bastante chulo, alternando zonas de asfalto con pistas de tierra por un terreno bastante rompepiernas, haciendo que sea bastante más duro. En esta zona hay alguna bajada rápida que se hace peligrosa cuando se mueve tanta gente y  no nos extrañó ver las primeras caídas del día.
Una vez superada esta zona inicial, afrontamos famosa subida de la Cocina, ahora asfaltada en el tramo inicial, pero igual de pesada en los tramos posteriores, sobre todo con el barro acumulado de la lluvia de los días anteriores, que hizo que gran parte de la subida la tuviésemos que hacer a patas.
Desde esta zona nos dirigimos hacia la zona de las Cuevas del Soplao a través de la subida de la Florida, que ahora parece una autovía, ya que ha sido recién asfaltada y la subida se hace a ritmillo sin apenas dificultad. En el avituallamiento del Soplao parada para reponer líquido, disfrutar de las vistas de los picos nevados y sacar algo de ropa de encima (como pille a los del tiempo!!! qué vuelva Pemán!!) y bajada hacia Celis (increíble la gente de este pueblo volcada con la prueba, lavando las bicis con las mangueras, ofreciendo papel para limpiarse las gafas...estos pequeños detalles son los que hacen al Soplao más grande!), bastante peligrosa por el barro acumulado, sobre todo en la parte inicial y en donde agradecí mi querido guardabarros, que me dio la vida para sobrevivir con las lentillas.

En el tramo de enlace tras Celis me encuentro con Matías que estaba parado apretando la potencia y tras unos Km de rodaje llego a la zona del río, donde había montado un buen atasco, ya que este año llevaba bastante caudal y para evitar empaparte hasta las rodillas tenías que esperar religiosamente tu turno y echar mano de un amable lugareño que se desvivía por ayudarte a cruzar el río.
Tras la zona del río encaramos la subida al Monte AA con sus rampas de más del 20%, donde me comentan que voy de 700 y pico y tras salir airoso de la parte más dura y saborear las gominolas y trozos de manzana que me ofrecieron la madre y la hija que se han convertido en un clásico en una de las curvas, inicié la divertida bajada hacia la zona de Ruente, donde se vivía un ambiente impresionante con una gran cantidad de público siguiendo el paso de los bikers a través del estrecho puente medieval.
En el avituallamiento del Moral parada rápida para reponer fuerzas y la verdad es que las sensaciones en la subida increíblemente buenas, subida a muy buen ritmo ayudado además por un viento a favor que favorecía la ascensión (aunque este año sin los ánimos de Yayón "el hombre del campanu!), por lo que casi sin darme cuenta estaba en la cima, a más de 1000 metros, tras superar los 12 km de subida.
La bajada mucho mejor que la del año pasado, no había tanto barro y el terreno estaba en mucho mejor estado, así que tras el tramo de enlace puse rumbo al avituallamiento previo a Fuentes, donde tras la paradita de rigor me dispuse a encarar los más de 15 km de subida. Muy buenas sensaciones en la subida a Fuentes, la verdad es que fui regulando toda la prueba sin pasarme de vueltas en ningún momento y llegué a la cima bastante entero, ni tan siquiera paré a pillar agua en el avituallamiento y tras una bajada rápida enfilé la subida a Ozcava.
La subida a Ozcava a buen ritmillo, solo alterado por el puteo que me acompañó durante gran parte de la prueba acerca de la utilidad de mis pantalones impermeables en un día tan "lluvioso" como el que estábamos teniendo, lo que me hacía mirar con cierta malicia los nubarrones negros que se veían a lo lejos deseando que nos cayeran un par de buenos chubascos...;-)
En el Alto de Ozcava parada en el avituallamiento (este año más preparado, con una carpa donde resguardarse del viento) y en la subida a Venta Vieja parloteo con Jorge, un miembro del club Cabezón que fue mi guía en la parte final del recorrido y que me dio la vida con sus indicaciones.
Es que la nueva parte final del Soplao se las trae! En primer lugar el paso a través de la bautizada como "ciénaga de Shreck", que ha generado tanto seguidores como detractores, encontrándome yo en este último grupo, ya que la verdad es que no me gustó ná de ná, con una parte inicial con un sendero estrecho con piedras resbaladizas bastante peligrosas, sobre todo teniendo en cuenta alguna  zona de barrancos y que la mayor parte se hizo a patas al ir tanta gente (bueno, si llego a ir solo seguro que también la hago a patas...;-) y una parte final donde se encuentra la propia ciénaga que es un peñazo total, con barro hasta los tobillos y en donde fue necesario cargar con la bici y bordear el camino durante un buen tramo.
Una vez superado este tramo encaramos la temida subida del Negreo, en la que me cantan que voy sobre el puesto 400 y donde menudo ambientazo había!! Si hasta ahora el Moral y Fuentes había sido puertos "estilo Tour", el Negreo es un puerto "estilo Vuelta o Giro". El comienzo es una "rampita" del más del 20% abarrotada de gente y como aún me quedaba una pizca de fuerza me dejé llevar por el entusiasmo y la subí a buen ritmo y aquí es donde Jorge me vino de vicio, ya que me avisó:  "regula que esta es la rampa más fácil y aún quedan 5 Km. hasta arriba"
Joer con el Negreo!! Para mi impresionante, espectacular, me ha encantado!! Sé que ha tenido grandes detractores pero a mi me ha parecido un pasada...menudas rampas, alguna debe tener cerca del 30% y por encima parecen que no tienen fin, cuando terminas una das la curva y te encuentras con otra y así durante 5 Km, en una subida donde no hay ni un solo árbol y vas viendo a los bikers que te preceden, algunos incluso empujados por el público, tirando de riñón en un preludio de lo que vas a tener que sufrir tú. La verdad es que al final me llegó y en alguna de las rampas iba bastante tocadillo, más teniendo en cuenta que llevábamos 130 km en las patas y que empezó a pegar el sol machacándome con toda la ropa que llevaba encima,  pero ahí tiré de orgullo y dije ¡¡coño, que soy un Portela!! (jejejje esto es dedicado a Fran y al Presi y claramente de cara a la galería...;-), esto hay que subirlo si o si, así que dando todo lo que tenía, con los ánimos de la gente y tirando de riñón, coroné por primera vez este puerto, que me tiene pinta que va a ser uno de los grandes mitos del Soplao en años venideros y que puede dar mucho juego, ya que puede ser mortal tanto en días de calor, como con viento, frío... Debió ser una pasada la imagen del reguero de bikers a los que pilló la noche iluminando toda la subida con sus focos (una pena que empeorara la climatología y seguro que no pudieron disfrutarlo en su justa medida...).
La verdad es que la estampa de postal que nos encontramos en lo alto, con la vista de los picos nevados por un lado y la serpiente multicolor de bikers que iniciaban la subida y que seguramente mirarían con envidia a los que estábamos arriba por otro, compensó con creces el esfuerzo.
Ahora sólo quedaba un repecho e iniciar el descenso rumbo a cabezón, aunque en este punto nos encontramos con un compañero que no contábamos, un fuerte viento lateral que te llevaba la bici en la bajada y hacía que corrieses el riesgo de salirte de la pista.
Al final sprint hasta Cabezón por el tramo de carretera, llegando a meta con un tiempo de 10 horas 36 minutos, en la posición 355 según la clasificación provisional y sobre todo con la satisfacción de haber completado mi quinto Soplao.
Del resto de compis, Matías llegó sobre las 12 horas 30 minutos, en su primera participación y a pesar de unos inoportunos calambres y Santi y Angel hicieron un impresionante trabajo de equipo para poder completar esta edición, a pesar de las adversidades que tuvieron que superar en los últimos meses.



No hay comentarios:

Publicar un comentario