¿Adivináis a qué hora se encontraron en el jardín Fer y Luismi? Pues, para no variar, a las 10:00, aunque, como el tercero en discordia fue Aki, las 10:00 se convirtieron en las 10:10.
Como la cosa no se veía muy clara, en cuanto al tiempo meteorológico, el pequeño grupeto decidió tirar hacia la zona de Ribeira, primero por el Couto, luego por la Cruz de Pedra hasta Lesón y desde ahí subir por carretera hasta la autovía, la cual cruzamos por debajo para coger la primera pista que hay a la izquierda y donde nos encontramos con la primera sorpresa de la mañana. Un Mercedes aparcado en un pequeño descampado con una pareja de muy mediana edad haciendo sus “ejercicios matinales”.
Seguimos para arriba hasta el cruce que nos lleva hasta Moldes o por las raíces y, como Aki tenía ganas de caña, él subió hacia Moldes y Fer y Luismi lo hicieron por la raíces para luego esperarle en la carretera, ya que nuestro siguiente destino era la pista que conduce hasta San Alberto.
Una ver reunidos los tres otra vez, empezamos la subida hacia San Alberto, pero a mitad de camino, cogemos otro camino a la derecha que nos va a llevar, después de una pequeña subida y una larga bajada, hasta la AC-302, justo en la curva que hay antes de la recta que desemboca en la carretera de Ribeira a Noia.
De frente, hay un acceso a un pequeño trecho de camino que nos mete entre unas fincas por la zona de Oleiros, por donde callejeamos un rato hasta dirigir nuestras monturas hacia el Tahúme.
Pero, como teníamos ganas de investigar, una vez pasado el dolmen de Axeitos y comenzada la subida habitual por pista hacia la cumbre, Fer nos invita a coger una pista a la izquierda que va bordeando el monte. La verdad es que el camino es bastante entretenido, pero finaliza en un repecho un pelín largo y con una pendiente tocapelotas.
Al llegar arriba nos encontramos con dos opciones, bien seguir de frente y empalmar con la pista que sigue bordeando el Tahúme y que nos lleva hasta la subida asfaltada o coger una pista a la izquierda que dibujaba una pendiente peor que la que acabábamos de subir. Nuestro espíritu aventurero nos lleva hacia esta segunda opción y comenzamos la subida. Las pulsaciones empiezan a desatarse, aunque la subida es factible. Los únicos problemas encontrados fueron un par de tramos cortos con mucha piedra suelta que para nuestra técnica y las pulsaciones que llevábamos, nos hicieron echar pie a tierra.
Aún no había finalizado la subida cuando ante nosotros se nos presenta un tramo en plano pero con hierba muy alta y que escondía algunos agujeros que hacían el pedaleo algo incómodo pero menos sufrido que la subida anterior, pero cuando la pista gira noventa grados al a derecha, la pendiente cambia de repente y se nos presenta una cuestecita completita y con el mismo tipo de piso herbáceo.
Intentamos seguirla, pero justo arriba se desviaba hacia al derecha sin salida así que decidimos dar la vuelta y dirigirnos hacia la subida asfaltada del Tahúme.
Aprovechando que paramos para comer algo, Luismi decidió probar la grabación hacia atrás, colocando la GoPro en la tija del sillín con el soporte chino que había comprado.
La subida por asfalto se fue llevando sin pena ni gloria, tanto fue así que al llegar a la zona donde está la pista que usamos de subida habitual, Fer y Luismi decidieron esperar allí a que Aki gastase su testosterona subiendo hasta la antena, para luego continuar la ruta bajando por dicha pista.
Una vez abajo, y después de intentar encontrar una pista alternativa a las ya conocidas, volvimos nuestros pasos hacia Oleiros, y subiendo hasta Moldes por el camino que llevaba hasta la Santa.
Desde allí bajamos por carretera hasta la antigua salida de la autovía para tirar por la pista lateral hasta Santa Cruz.
Una vez allí, Fer, que seguía con ganas de enseñarnos nuevas alternativas, así que nos llevó por una pista que baja hasta el río Pedras, donde está la piscina de la Curuxa. El camino es rápido y divertido, pero también resbaladizo, cosa que comprobaría positivamente Luismi y que, por desgracia, no pudo ratificar la GoPro al haberse quedado sin batería. Desde la piscina hasta el puente que cruza el río, las rocas hacen que haya que llevar un tramo la bici de la mano, pero es muy corto. Desde allí nos desplazamos hasta nuestro punto de destino, el bar de Sanisidro, donde Pili nos obsequió con unos tentempiés que nos hicieron recuperar un poco las fuerzas.
El vídeo
El track
Parece que puede dar juego ese nuevo soporte!!! El manillar se estaba cansando de tanto posar...;-)
ResponderEliminarY aún me queda por probar el del trípode ¡ah! y con un mango de aluminio de una escoba ya estoy pensando en alguna otra cosilla, je, je, je
ResponderEliminarMiedo me das con ese mango de escoba!!!
ResponderEliminarSiempre lo puedo reutilizar para pararos a palos en cuanto la ruta se empine, je, je, je o para meterlo entre los radios y grabar algún vídeo de primera, ja, ja, ja
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