MASOQUISMO ILUSTRADO

Desde hace un tiempo, Brei nos viene "acosando" con hacer alguna salida larga, de esas a las que él ya está acostumbrado porque son su pan nuestro de cada sábado.
Hace un par de semanas ya hubo una, pero por haches o por bes, no hubo muchos que se animaran y, además, a los asistentes la tecnología les jugó una mala pasada y tuvieron que cambiar el destino final.
El narrador, por su parte, había decidido ponerse mínimamente en forma después de que a principios de año, sufriera como un bellaco en la ruta que hicimos a las minas de San Finx y, después de perder poco más de 8 kgs en estos últimos meses y de hacer unos cuantos kilómetros más de lo habitual, se apuntó al bombardeo de este sábado.
Así que, a las 10 am, hora zulú, nos reunimos delante de la casa de Pate, él mismo, Varela, Luís, Brei y Luismi para iniciar la andadura junto con Fer y Aki que nos acompañarían hasta Beluso para hacer la subida al Muralla.
El ritmo es suave, muy suave, las pulsaciones se mantienen muy por debajo de las 140 y poco a poco vamos haciendo pasar los primeros kilómetros. Al llegar a Beluso nos despedimos de Aki y Fer y continuamos hacia Taragoña, sólo hemos recorrido 16 kms pero las piernas ya han entrado en calor y el ritmo sigue siendo cómodo.
Subimos y bajamos Bexo, en Dodro nos desviamos hacia el agua para seguir la carretera que bordea la zona donde se unen las desembocaduras del Sar y Ulla con la ría de Arousa, donde hacemos la primera parada en el kilómetro 30 para comer algo y reponer agua en una fuente. Más adelante cogeremos una pista de tierra, que nos va a dejar a la entrada de Pontecesures, sólo cruzar el puente y ya estamos en la provincia de Pontevedra.
Pasamos al otro lado de la carretera por un subterráneo y vamos siguiendo el curso del Ulla, aunque no lo vislumbramos, durante un buen rato hasta pasar también por debajo de la autopista, por carreteras estrechas y, en ocasiones, buscando pistas forestales alternativas para evitar en lo posible el tráfico. Nueva parada en una fuente, en la aldea de Morono, la anterior tenía agua de la traída y no salía lo fresca que esperábamos, y luego de abastecernos, continuamos ahora sí hacia nuestro hábitat, el monte y sus pistas de tierra.
El primer kilómetro pica bastante hacia arriba pero luego, después de un giro a la derecha, la pista continúa durante bastantes kilómetros con una pendiente en falso llano que ayuda a llevar un pedaleo alegre, con un ritmo bastante bueno. Es como una balconada pero mucho más suave aunque también más larga.
Una vez llegados a la falda del monte Xesteiras, y en un cruce con carretera asfaltada, decidimos desviarnos hacia abajo, hasta As Cernadas, para parar en un bar a recuperar fuezas devorando unos bocadillos y un poco de queso con membrillo de postre. Llevamos ya 61,5 kms, la mitad de los previstos.
Volvemos sobre las bicis y sobre nuestros pasos hasta el cruce donde nos desviamos para llegar al bar y dejamos el asfalto para adentrarnos otra vez en pistas y caminos.
La pista es bastante rápida, no hay ninguna subida dura y el ritmo sigue siendo bastante bueno lo que nos hace llegar al embalse de A Baxe en un plisplás. Volvemos a estar sobre asfalto, así que buscamos el menor contacto con el tráfico y nos tiramos por una carretera para abajo con una pendiente impresionante y unas horquillas que tampoco se quedan mancas y una vez abajo, seguimos paralelos al río Umia hasta Caldas de Reis donde pararemos a hacer la digestión de los bocadillos de antes, tomar un refrigerio y hacerle una ñapa a la rueda de Brey que le viene dando la tabarra durante buena parte del trayecto con escapes continuos de líquido sellante.
Debemos estar ya en el kilómetro 74 de la ruta y continuamos paralelos al Umia durante unos metros para comenzar la parte más dura, la subida al Xiabre.
Hasta el kilómetro 80, los tramos de subida se van incrementando, no se hace duros, pero a partir de este kilómetro las pendientes comienzan a empinarse, además, el sol hace su aparición justo en ese momento y a picarnos en la chepa, el terreno está demasiado suelto, y los que no hemos hecho nada de fondo comenzamos a sufrir, masoquista que es uno. Menos mal que, una fuente a mitad de subida nos permite relajarnos un poco aunque, a continuación, llega el peor tramo, con una trazada empinada y llena de piedra suelta que, a los más cansados, nos hace echar pie a tierra un par de veces aunque retomamos la marcha para llegar hasta arriba encima de la bici.
Estamos en el kilómetro 88 y las vistas de allí arriba son espectaculares, y eso que no hemos coronado el Xiabre. Enfrente, la sierra del Barbanza, abajo la ría de Arousa con el aire haciendo dibujos sobre su superficie, el mismo que nos refresca un poco del calor que hace en ese momento.
Comenzamos el descenso en dirección a Catoira, el primer tramo por asfalto pero luego por pista acelerando la velocidad cada vez un poco más lo que hace que lleguemos abajo en un santiamén.
Para Luismi, además, era una novedad, porque el año pasado en la ruta Vikinga, rompió el buje trasero y tuvo que abandonar no pudiendo disfrutar del trazado del paseo que va hasta las torres.
Otra paradita justo al entrar de vuelta en la provincia de A Coruña para tomar un refrigerio y mentalizarnos de lo que nos queda, 28 kilómetros con la subida a la inversa a Bexo, y por pista no por asfalto, y el resto por la AC-305 y sus toboganes sube y baja desde el Araño hasta Boiro.
Pate, Varela y Luis van más cómodos, mientras Brei y Luismi, sobre todo este último, como aquel que dice van yendo. La falta de fondo en la bici se va notando y las piernas ya no responden como debieran por lo que, al llegar a Taragoña, se acaba de romper el grupo y los tres primeros se adelantan para ir pidiendo la cena en Don Paquito, mientras Brei va dándole a Luismi moral para los pocos kilómetros que quedan.
¡Qué alivio al llegar al restaurante! Bueno, si quitamos a todos los forofos del Barça que se habían reunido en su “sede” para ver la final de Copa contra el Athletic y que montaban bastante barullo al fondo del comedor. (Nota del redactor: se nota que soy del Madrid ¿no?, je, je, je)
En cuanto nos sirven el churrasco, nos lanzamos a devorarlo con ansias y eso a pesar que, durante todo el camino, habíamos parado a avituallarnos unas cuantas veces a base de geles, barritas, plátanos e, incluso, sándwiches de Nocilla. Y para rematar, el postre, con alguno pidiéndolo doble por aquello de meter algo de glucosa al cuerpo, ja, ja, ja.
Después de cenar, sólo nos quedó recorrer los 5 kilómetros finales hasta nuestras casas y disfrutar de una duchita y un sueño reparador que bien merecidos nos lo teníamos.

Track de la ruta

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Vídeo

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Xiabre por Caldas a
mountainbiking video by lmdg67

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