Sábado fresquillo de febrero

A pesar de la ola de frío siberiano que azotaba toda la península fueron cuatro los bikers de Portela MTB que se juntaron en el jardín para disfrutar de otra jornada de pedaleo por la sierra barbanzana. Otra parte de los miembros del club también salieron para seguir con su preparación específica de cara al próximo Soplao del mes de mayo.
Luis, Juan, Alberto y Luismi desafiaron al frío reinante y, buscando alejarse de las rachas de viento de nordeste que hacían que la sensación térmica fuera aún más baja de lo que este día tan soleado ofrecía, decidieron subir por carretera hasta la pista de San Amedio para desde allí dirigirse a los eólicos situados por encima de Xuño.
Por el camino se podían encontrar zonas completamente congeladas por el relente de la noche tales como fuentes, manantiales o charcos en los que Luis disfrutaba pasándoles por encima haciendo caballitos.
Justo antes de iniciar la subida a los eólicos por pista, se produjo la parada de avituallamiento aprovechando una zona en la que el viento no incordiaba y los rayos del sol se agradecían por el calorcillo que nos aportaban. La pista ya pica para arriba desde el inicio añadiendo a su dificultad el hecho de estar plagada de grava. Ello hacía que hubiese que buscar una trazada lo más fácil posible para no andar corrigiendo constantemente con la rueda delantera que se movía como si tuviera vida propia. Luego, al llegar al cruce que coge hacia los eólicos, el piso cambia pasando a ser más mullido gracias a la hierba que lo puebla, hasta que la pista se anchea y vuelve a tener zonas de grava en las que es mejor pisar por las roderas de los vehículos de mantenimiento de los aerogeneradores.
Una vez arriba, el viento se hacía sentir bastante más, encontrando charcos congelados en los que el hielo tenía una grosor ya bastante apreciable.
Desde allí nos dirigimos al Curro do Enxa para reaprovisionamiento de agua en la fuente y luego desde la Encrucillada seguir hacia la Curota por la pista de la balconada, aumentando el ritmo rodador aprovechando el viento que ahora soplaba a favor. Una vez llegado al asfalto, cogimos el tramo de tierra que lleva en dirección a la propia Curota, pero en el cruce donde se sube para llegar hasta allí decidimos seguir rectos y tiramos hacia abajo por la Matahomes, pista que ya se puede bajar hasta empalmar con la que baja a las piscinas después de que la comunidad de montes arreglara el firme.
Pero claro, yendo con Luis, y a pesar de que la bajada hacia las piscinas ya tiene algún tramo revirado y técnico, nos desviamos por un sendero que había a la derecha, el cual acababa como en un cortafuegos y con mala pinta, así que volvimos a meternos por otro "sendero" que todavía era peor, además de su pendiente el piso contaba con piedras sueltas, rocas, vamos que parecía más unas zonas de trial o riscos por los que triscan las cabras montesas, así que, envidiando a Fran y su preparación duatloniana, parte del descenso hubo que hacerlo con la bici de la mano, unos más tiempo que otros, hasta llegar a la altura de la autovía.
Una vez en Santa Cruz, Alberto nos abandonó para cumplir con sus deberes maritales, pero no penséis mal, iba de viaje después de comer, así que los tres tenores restantes nos dirigimos por la casa de turismo rural hacia el bar de Sanisidro.
Pero al cruzar el río, Luis no quiso dejar la oportunidad de comprobar si las nuevas botas Northwave Celsius eran o no impermeables, por lo que se dio la vuelta para meter los pies en el agua. Una vez hecha la comprobación ya no paramos hasta el bar, donde ocurrió otro suceso que no se había visto nunca antes y que la foto demuestra, el cacho de empanada de Luis duró más que el de Juan y el de Luismi.
Para completar la jornada, Fran, que estaba de jornada de descanso por competir al día siguiente en su primer duatlón, el de Candeán y en el que alcanzó una magnífica 57ª plaza, se dejó caer también por el bar.

Track de la ruta


Ruta en bici 1405660 - powered by Bikemap 


El vídeo:

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