SIERRA MAESTRA

No, no es que los miembros de Portela MTB estén de vacaciones por Cuba a pesar del título. Como seguimos con las rutas largas los sábados por la mañana, esta vez fue el Maestro Breider quien llevó las riendas del grupo preparando una etapa por la sierra del Barbanza que, a pesar de no contar con un kilometraje excesivo sí que contó con un extra de dureza debido a las cotas que hubo que ascender y por dónde se ascendieron.
A las 10 de la mañana nos juntamos en el jardín ocho bikers con las pilas cargadas y las mochilas llenas. Seis salíamos para hacer la ruta larga, Pate, Brei, Varela, Luís, Fer y Luismi, y dos que nos acompañarían durante buena parte de ella pero se retirarían antes debido a compromisos previamente adquiridos. Era el caso de Juan y Nolo.
El día acompañaba, ya que, aunque no apretaba con constancia Lorenzo, cuando se asomaba la temperatura subía a gusto y el sudor se hacía mucho más patente.
Las primeras pedaladas nos dirigieron hacia Sanisidro, para seguir por Pumadiño y Os Casás hasta Ouxo, desde dónde cruzaríamos la autovía un para de veces y seguiríamos su trazado en paralelo para llegar hasta la zona de Runs y Coroño en el municipio vecino de Boiro. Después de un rato transitando por las pistas abiertas tras la parcelaria, la cosa se empezó a poner dura, cuando al atravesar la carretera que va de Boiro a Noia por la zona de Mieites, las pendientes positivas ya eran de dos cifras.
Luego de una bajada divertida hasta empalmar con el asfalto de la carretera que une ambos Belles, el Arriba con el de Abajo y viceversa, dirigimos nuestras pedaladas por lo negro, pasando por Insuachán hacia San Ramón, desde donde empezaríamos otra de nuestras subidas más queridas, el Confurco, y hasta donde gozamos de la compañía de Nolo y Juan, los cuales hicieron el descenso con nosotros para luego marcharse hacia sus casas.
Volvimos al asfalto y la cosa volvía a picar para arriba desde Ces, aunque luego volvía a descender en dirección a Fruíme y seguía arriba y abajo hasta llegar a Escabia, donde, justo junto al bar, cogemos un cruce en el que ya no volveremos a ver un llano o una cuesta abajo hasta que casi coronemos el Muralla y con pendientes bastante interesantes.
La primera parte de la ascensión se va haciendo por una estrecha carretera de asfalto que lleva hasta pequeñas aldeas de esa zona, con dos o tres casas, hasta que, después de girar en varios cruces nos topamos con una pista que discurre entre un pinar y que desemboca en un cortafuegos con el piso bastante bueno aunque con el inconveniente de los surcos para el agua que lo atraviesan en perpendicular y que hacen la subida algo más incómoda.
En este momento empieza el calvario del Maestro, calambres en las piernas le hacen poner pie a tierra por primera vez, y con lo que nos esperaba de subida, no iba a ser la última, por lo que la cabeza del grupeto se detiene para esperar a los que nos íbamos rezagando. Una vez reagrupados, con la pista en continua ascensión llegamos a un cruce con dos opciones, pista reciente abierta con pala excavadora, ancha y con un piso decente que bordea la subida por la derecha, o pista antigua de carro, estrecha, con hierba y zonas con piedras, que bordea por la izquierda. Ambas van a dar al mismo sitio, por lo que decidimos ir por la segunda, con un trazado mucho más divertido aunque más lento.
Al salir de ella, la pista se vuelve mucho más ancha pero con mucha gravilla, casi mejor podríamos decir que grava, que lastra mucho la pedalada. Seguimos ascendiendo, y la cima del Muralla casi la podemos ver, aunque hay un pequeño tramo en el que nuestras piernas reciben un descanso ya que hay una bajada en la que las bicis también se desahogan cogiendo un poco de velocidad. La alegría dura poco ya que enseguida hay que volver a pedalear con ganas porque hasta la cumbre ya no hay más descanso.
A cuentagotas, vamos llegando a lo más alto, donde buscamos refugio del viento que sopla ya que, aunque la temperatura es agradable, hemos llegado con la ropa sudada.
Los calambres han ido haciendo mella en el Maestro y llega con algo de retraso, pero hemos aprovechado para hincarle el diente a lo que traíamos en la mochila, bien sean plátanos, barritas, sándwiches de Nocilla…..
El descenso lo hacemos por la otra vertiente para luego seguir descendiendo por donde habíamos subido, volviendo a sufrir el inconveniente de los surcos. Una vez en Escabia, paramos en el bar que hay allí donde disfrutamos de unos refrescos, una tapita de chorizo y unos cacahuetes y de lo “pintoresco” del lugar.
Después de solazarnos, dirigimos nuestras bicis hacia Millón y desde allí cogemos a la derecha en el cruce que va hacia Cabalenza, para posteriormente tomar una pista a la izquierda que nos dirige por la otra vertiente del Confurco desde donde enfilamos hacia San Ramón.
Una vez llegados a la AC-1104, tiramos en dirección a Armada y luego hasta el campo de golf desde donde subimos hasta Moimenta y de allí tomamos la carretera que nos lleva a la cascada de Cadarnoxo, zona de Cubelo y pista de tierra hasta Mosquete, donde volvemos a esperar al Maestro, que parecía que iba haciendo un curso de electricista por la cantidad de calambres que estaba sufriendo.
Otra vez reagrupados, cogimos la pista que nos lleva de Montaña al Vilariño, pero desviándonos por la más técnica que baja hacia el puente de As Taras para seguir hacia Pumadiño y llegar, como no podía ser de otra manera, al bar de Sanisidro, donde una empanada de atún nos estaba esperando para que le diésemos nuestras bendiciones.

Track de la ruta


Ruta en bici 1487404 - powered by Bikemap 


El vídeo de tan memorable jornada

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