“Soplaos” y bien “soplaos”

Mientras seis de nuestros integrantes se batían el cobre en Cantabria, “disfrutando” de la aventura de correr los 10.000 del Soplao, parte de los que nos quedamos aquí tuvimos nuestro “Soplao” particular ya que, el frente que azotaba el norte de la península se cebaba intermitentemente con el Barbanza dejando chubascos, algunos con forma de granizo.
De todas maneras, y para no perder las buenas costumbres, cinco inconscientes nos juntamos en nuestro punto de encuentro para dar rienda a nuestras ansias pedaleadoras, Fran, Alberto, Varela, José Manuel, que se incorporaba después de unos meses de retiro escolástico a bordo, y Luismi.
Nada más empezar, chubasco que te crió cuando empezábamos a rodar en dirección norte, lo cual hizo que Luismi y Varela decidieran cambiar de indumentaria, acercándose hasta sus respectivas casas para coger los chubasqueros. Este pequeño parón hizo que se cambiara el destino dirigiendo entonces nuestras bicis hacia Ribeira pegaditos por la costa, o sea, playas de A Illa, A Corna, subida por la cuesta de la iglesia de Palmeira, donde Varela nos obsequió con una lección magistral de caída a cámara lenta al tocar con el pedal derecho contra un escalón. Seguimos por Insuela, Rio Azor, cámping de Coroso y en pleno paseo de dicha playa hizo aparición don granizo, que picaba en las piernas que daba gusto.
Al llegar a la altura del instituto, giramos a la derecha hacia la carretera para volver unos cientos de metros hacia atrás y luego coger la subida a Moldes. Al llegar a la rotonda de la autovía decidimos coger por el camino de la granja y subir hasta el circuito de supercross y desde ahí, por abajo, tirar hasta San Alberto desde donde tiraremos a la pista que baja al hospital, donde otro aguacerillo nos pilla, haciendo que nos cobijemos un par de minutos debajo de urgencias.
Como nos cogía el frío, y viendo que en el Tahume lucía el sol, dejamos atrás el hospital y partimos, con ansia y fresquitos, hacia dicha subidita.
El clima estaba en plan caprichoso, tan pronto te encontrabas con un chubasco y el suelo encharcado como el sol dando de pleno y las pistas secas, lo que hacía que Fran se volviese loco poniéndose y sacándose cada dos por tres el chubasquero. De hecho, desde la rotonda del hospital hasta la cima del Tahume no volvió a llover.
Una vez arriba, y después de un ligero descanso, un aperitivo en forma de barritas, y un vientecillo bastante molesto, iniciamos el descenso por asfalto para luego empalmar con la pista que bordea por abajo el monte. Justo en ese momento, Fran empezó a comprar números de su particular lotería, entrando en la pista se golpea la rodilla contra el cuadro debido a las piedras sueltas que había allí.
La cosa no fue grave, así que tiramos hacia abajo y una vez en la carretera de Corrubedo nos dirigimos hacia Artes, desviándonos por una pista que bordea el parque dunar y que nos sacaba del tráfico hasta casi la carretera que lleva al Vilar, Carreira, etc…
Justo antes de llegar a la cantera, y como aún era temprano, subimos al mirador de A Pedra da Rá, donde Luismi comenzó a sentir los efectos del antibiótico que estaba tomando y que le hizo sufrir toda la subida.
Una vez arriba, y viendo la que se avecinaba en lontananza, una cortina de agua que venía por la playa del Vilar, seguimos bajando hasta meternos por el parque periurbano de San Roque y desde allí por Deán llegar al centro de Ribeira, donde seguimos hacia las Carolinas, empalmando con el paseo de Coroso y hacer más o menos a la inversa el camino de vuelta.
Bajando la cuesta de la iglesia de Palmeira, Luismi empezó a notar una sensación rara en la dirección, achacándolo a los nuevos frenos, pero al llegar al puerto se descubre el motivo, había pinchado. Así que, después de buscar el bombín en la mochila, no encontrarlo y utilizar el de Fran para “darlle aire”, continuamos por el Garsan pero, dado que se nos hacía tarde y volvía a llover con ganas, decidimos acabar por la carretera.
Al llegar al casco urbano nos fuimos desperdigando cada uno para su casa, el primero Alberto, que subió hacia el Lagar por Alexandre Bóveda, luego Varela que bajó por la calle Ponte, y en el jardín José Manuel y Luismi se despidieron de Fran, el cual, decidió hacer uso de todos los boletos de lotería que había comprado y lesionarse los ligamentos de la rodilla gracias a lo resbaladizas que estaban las losas del jardín gracias al abundante agua que caía. Esperemos que se recupere pronto, más que nada porque es el fotógrafo oficial del club y el único capaz de sacarle lo mejor a su Sharpixels, ja, ja, ja.

Track de la ruta:



Vídeo de la ruta:

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