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¡Menudo título! estaréis pensando los que soléis pasaros por aquí a leer las andanzas y correrías encima de nuestras bicicletas. La verdad es que visto así no tiene mucho sentido ¿Qué serán? ¿Los años de la duquesa de Alba? ¿Las operaciones de estética de la Belén Esteban? ¿Los días que Pas pasa en paradero desconocido en su preparación del Soplao? ¿Las referencias de tornillos para frenos cantiléver que Valentín es capaz de recitar de una tirada? Seguid leyendo y la verdad os será revelada.
22 de septiembre de 2012. Reunión habitual de cada sábado en el jardín. Empieza a llegar la gente, Luismi, Pas, Pate, Fer, Juan, y Fran que es el último en llegar. El clima templado ideal para salir a pedalear. Salimos en dirección a Sanisidro, aunque luego nuestras ruedas nos llevarán por Ouxo hacia la zona de Runs, Coroño, Ameán y Moimenta.
La cosa va más o menos bien, el ritmo es suave, la gente va charlando sobre sus cosas, que si me ha salido un sarpullido en el fistro diodenal, que si la junta de la trócola no pistona con el condesador de fruzo, que si la morena aquella que vi en Boiro era un travelo, vamos, lo habitual entre las manadas biciclistas masculinas.
Todo empieza a cambiar al cruzar la autovía al lado del campo de fútbol de la Mina y comenzar una subidita asfaltada con una pendiente bastante tocapelotas. El que lleva unas semanas que parece que nunca hubiera cogido una bici, o sea Luismi, empieza a quedarse un pelín descolgado, nada anormal en él, esas pendientes le tocan la moral, pero tiene toda la pinta de ser el síntoma de otro mal día.
Por la zona de la parcelaria, las pistas son amplias, con un piso en bastante buenas condiciones e incluso a veces cuesta abajo, por lo que no se nota tanto los efectos del cansancio, pero en cuanto la cosa empieza a picar para arriba parece que su bici lleve pegamento o chicle en las ruedas.
Las pulsaciones comienzan a dispararse, no más de lo normal en esfuerzo, pero las sensaciones no son buenas. El grupeto se ha ido deshaciendo un poco en dirección hacia Ameán, por lo que los que van adelantados deciden parar justo antes de la iglesia para esperar al resto y aprovechar para reponer fuerzas.
Una vez satisfechos cual gorrinos, comenzamos la subidita de marras que va machacando las piernas, los pulmones, el corazón y la moral de Luismi.
Pasamos por delante de la cascada de Cadarnoxo y en el cruce de la carretera, que sube desde Moimenta hasta el Iroite, cruzamos para seguir una pista de tierra que nos llevará hasta la cantera.
En este tramo, Fer va dando muestras de que anda como una moto mientras Luismi parece que va marcha atrás, de hecho no es capaz de seguir el ritmo suave al que se va subiendo y se va yendo para atrás poco a poco.
En uno de los cruces que hay que coger a la izquierda ya está a más de 30 metros del resto, y justo al girar la bici se le va la rueda de delante y tiene que hacer números para no pegarse un castañazo. Mientras se recupera del susto, el resto ha ido tirando hacia adelante pensando que él iba detrás, por lo que al llegar al siguiente cruce siguen sin percatarse de que Luismi no los ha visto girar a la derecha.
Cuando llega allí, no consigue saber por dónde ha tirado el resto, así que decide pararse y esperar a ver si alguno aparece por algún lado para indicarle el buen camino. Sus sensaciones son penosas, las pulsaciones siguen muy altas ya que no es capaz de recuperar.
En eso hace su aparición el Buen Pastor a la procura de su oveja descarriada, pero ésta le dice que se da la vuelta y que los espera a todos en el bar. Así que, dicho y hecho, Luismi enfila su bici en dirección contraria y se dirige por la zona de Cubelo, Mosquete, Montaña para ir por la pista que va hacia la sobreira centenaria. Pero decide bajar hacia el puente de As Taras para seguir por la zona de los dubbings hasta Pumadiño y desde allí hasta el bar.
El resto, una vez regresado Pas de hablar con Luismi, deciden seguir subiendo hasta el Iroite, por las pistas que hay por allí, para posteriormente seguir hacia la zona baja de los Chans.
Arriba, el viento es bastante fuerte y todos deciden chupar la rueda de Pate, pero con ese aire y a base de abanicos, el grupeto se va cortando en tantos pedazos casi como unidades lo forman.
Empalman con la subida de Vitres y siguen en dirección a la Portela desde donde iniciarán el descenso hasta el bar.
Mientras tanto, Luismi ya ha llegado al bar donde se encuentra con Valentín, al que ya le han dado el alta del esguince de frenillo que había sufrido practicando el salto del tigre, y que viene de visita y a tomarse unas cervecillas con la troupe.
Poco después van llegando, a cuentagotas, el resto del grupeto, e incluso un carretero como Varela, que van cogiendo acomodo alrededor de la mesa y que se lanzan cual lobos hambrientos a los trozos de empanada que Pili nos ha servido con todo el cariño del mundo.
¿Dónde coño entra aquí el 231? ¡Déjate de historias y dinos ya por qué le has puesto ese título!
Pues veréis, casi todos los que llevamos el Garmin y grabamos los tracks, lo primero que hacemos al llegar a casa es enchufarlo al pc y descargarlo. Hay diferentes páginas, además de la propia de Garmin, a la que subirlos, como son Endomondo, Strava, Sports Tracker, Ride with GPS, etc …. Una vez subido, le echamos un vistazo a todas las cifras que nos da. Entre todos los tracks hubo uno que en el que salió una cifra un poco más alta de lo normal, y en cuál iba a ser si no en el de Luismi. Las pulsaciones medias estaban dentro de lo normal para él pero las máximas se habían disparado hasta las …… 231, estableciendo un nuevo récord pulsométrico. Se supone que todo fue debido a un problema momentáneo del aparato porque hasta ahora lo máximo que había llegado a ver eran 198 y eso con la lengua de fuera y la bilis haciendo de las suyas.
Y después de semejante ladrillo que os he dejado hoy, os ruego que recéis una oración atea por la recuperación física y anímica de este pobre hombre.

El track de Luismi


El track del resto

2 comentarios:

  1. Notas que estos días vas mejor?? Espero que mis oraciones comiencen a hacer efecto...;-)

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  2. No sé, creo que debes ponerle más fe en ello. Tal vez rezándole a alguna estampita de Santa Pamela Anderson en sus buenos tiempos, o algo por el estilo.

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