UNA BODA Y……..UNA DESPEDIDA.

Día triste este sábado pasado para los Portela MTB.
Por un lado, Andrés, el compañero asturiano que nos ha acompañado alguna vez en nuestras correrías por la sierra del Barbanza, como el turrón El Almendro, vuelve a casa por Navidad, más o menos. Regresa a su patria querida por motivos laborales en un mes aproximadamente, así que, si en ese breve tiempo no es posible que nos vuelva a acompañar, le deseamos desde aquí lo mejor para esa nueva etapa de su vida. Andrés, cuando quieras ya sabes, a las 10 en el jardín.
Por otro lado, otra despedida, esta si cabe aún más dolorosa para la vertiente “Kill’em all” del club. Juan, alias “Crecho”, se ha casado. Desde aquí nuestro más sincero pésame para su esposa porque menuda joya que se lleva, ja, ja, ja.
Pero nosotros a lo que vamos, la salida matutina habitual de cada sábado. Seis parece ser el número de la suerte en estas últimas semanas, ya que es el de los que nos estamos juntando, aunque esta semana había varias deserciones que fueron las que mermaron el quórum. A la de Juan, por los motivos ya comentados, había que sumar la de Pas que había vuelto a tierras viguesas y las de los pros, Varela, Edu, Pate y Luís que se dedicaron a chupar asfalto desde Muros hasta el mirador del Ézaro, intentando emular a Purito, Contador o Valverde.
10 de la mañana y pasamos lista, entonces. De la zona VIP del municipio, o sea, la Covecha, Luismi, de la tierra de la sidrina, Andrés, del delta del Xunderama, Fran, desde la zona vinícola, o sea, O Lagar, Alberto, con permiso penitenciario especial concedido por su MDR, Nolo y desde las alturas del Himalaya de Santa Cruz, el YetiMan, Fer.
Temperatura ambiente idónea, algo de viento con componente sur, calores en las subidas y algo de fresquillo en las bajadas. Fer toma el mando como sherpa y con su bendición nos dirigimos hacia las tierras del Presi para luego, en ascensión hacia la Mirandela, dirigirnos por detrás del polígono industrial hacia la subida de las raíces. Una vez en la carretera, giramos a la derecha para dirigirnos por lo negro hasta Moldes y desde allí coger la pista que va por debajo del depósito de agua y que nos lleva hacia el camping de la cascada.
Una vez hemos comenzado el descenso, Fer, que de haber nacido en el siglo XV hubiera sido explorador o descubridor, nos convenció para dirigirnos hacia la derecha en vez de bajar por la zona habitual de la izquierda. La pista es un poco endurera, de hecho parece como el lecho seco de un arroyo que en invierno posiblemente lleve algo de agua, tanto es así que termina cruzando el riachuelo donde se encuentra la cascada que da nombre al camping.
Bordeamos el cierre perimetral y enfilamos otra vez por asfalto hacia Casa Hermo, pero justo antes de llegar allí, Fer introduce en su Garmin el track de la ruta de la 2ª quedada de Os Saltamontes y nos invita a seguirla hasta donde lleguemos.
Decir que se esmeraron Os Saltamontes con la ruta, continuo sube y baja con zonas en las que la hierba o las roderas de tractores hacían duro y dificultoso el pedaleo y otras en las que la pista era rápida. Tramos de descensos vertiginosos a repechos libidinosos, por aquello de ir sentados en la puntita.
La ruta va dirigiéndonos hacia el monte Graiade, pero el tiempo se nos va echando encima por lo que decidimos coger el asfalto y desplazarnos hasta casi la cascada de Ribasieira desde donde seguiríamos por lo negro en dirección Xuño, parando en As Cernadas para que Alberto se diera un merecido homenaje.
Desde un poco más adelante, empalmamos con la pista de tierra que sube hacia San Amedio y la cantera, para bajar por la carretera de la Curota hasta Moldes.
Dado que el bar de Sanisidro estaba cerrado, decidimos acercarnos hasta la Corna y tomar el refrigerio post-ruta en el Che Vení, pero para llegar hasta allí bajamos por el camino que hay frente al cruce de Moldes, que empalma con el de las raíces, pasa por debajo de la autovía y, siguiendo por nuestra derecha, nos lleva hacia la zona de Palmeira.
Esta vez no degustamos la empanada de Pili, pero los nuggets de pollo que nos sirvieron tampoco estaban nada mal y nos sentaron de maravilla después de una ruta de continuos toboganes, de esas llamadas pestosas.

El track de la ruta

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