Fer, Julini, Teira, Alberto, Varela y Luismi fueron los “ansiosos” que a las 10 de la mañana se reunieron sin que ninguno de ellos quisiera tomar los mandos de la expedición, así que, para no perder las buenas costumbres dirigimos nuestros pasos hacia Poza de Moraña y cruzamos el río por Portocarro.
Pero entonces, a Fer le posee el espíritu de los sherpas y decide tirar hacia la Crocha, desde nos pretende llevar hasta el Batán. Pero lo que se le había olvidado comentarnos, era su nueva faceta de comercial inmobiliario que le llevó a mostrarnos una finca por aquella zona, a la que todos dijimos que no, dado los sombrío y húmedo del lugar.
Una vez retomado el buen camino, llegamos a los molinos del Batán y desde ahí nos dirigimos por el Inferniño hacia la carretera de Sanisidro.
Cruzamos el puente sobre la autovía y justo antes de llegar a Rego de Horta, cogemos el pequeño desvío que hay a la derecha y que lleva luego, por una pista de tierra, hacia la piscifactoría. Unos metros antes de llegar a ella, volvemos a coger un sendero estrecho que va subiendo hacia la capilla de la Guadalupe en Os Casás.
Pegado a la capilla hay un repecho con hormigón, que empalma con una corredoira, que nos llevará hasta el Freixo y desde allí por carretera nos llegaremos hasta la primera casa de Ouxo, donde giramos a la izquierda y seguimos otra corredoira que nos llevará otra vez hasta Os Casás.
Subimos por la carretera hasta la sobreira centenaria del Vilariño para iniciar la bajada de vuelta a Ouxo, pero justo al pasar las dos curvas cerradas en la zona de más pendiente, tomamos la pista que hay a la izquierda y nos dirigimos en dirección al municipio de Boiro tomando diferentes ramales por los que desembocaremos en la carretera que sube desde la Madalena hasta Montaña. La cruzamos y tomamos la pista que hay enfrente hasta la altura de la autovía desde donde empezaremos a subir en dirección a Mosquete.
Una vez allí, Fer decide meterse entre las casas que hay a la derecha, y bajar hasta lo que se va a acabar en convertir en lugar de peregrinación para los miembros de Portela MTB, el sitio donde Valentín se cayó una semana antes de su boda.
Después de una breve, más bien brevísima, parada para homenajearle, seguimos adelante para empalmar con la pista que lleva hacia la zona de Cubelo, que está en un estado un poco “pegajoso” debido a las lluvias de los últimos días. La sensación es la de pedalear encima de un chicle Cheiw…..junior, Cheiw junior, Cheiw junior……..tenía que ser Cheiw.
Después de este breve interludio publicitario seguimos con la narración de los hechos.
Es en este momento cuando Julini, que hasta el momento había pasado desapercibido, decide aportar sus conocimientos sheperiles de la zona de Boiro y nos invita a desviarnos por un sendero a la derecha de la pista, en descenso y bastante entretenido pero sin dificultades técnicas reseñables, que nos llevan hasta la zona de Loxo de Abaixo, donde al resguardo del viento y al calor del sol, nos paramos en una fuente para reponer fuerzas.
Se estaba tan a gusto allí que la parada se prolonga durante un rato, en el cual, además, Teira nos abandona para cumplir con sus deberes familiares.
Los demás, seguimos al nuestro nuevo sherpa boirense y después de un par de kilómetros por lo negro, volvemos otra vez a dirigir nuestras pedaladas hacia el monte en dirección hacia la cantera de Runs pasando por Teaño.
Lo más bonito tal vez del trayecto fue el recorrido por el paseo fluvial del río ¿Coroño?, en el que además de mojarnos los pies, pudimos disfrutar del paisaje y de la pequeña cascada que hay en él.
La ruta empezó entonces a empinarse. Decidimos subir otra vez en dirección a Escobias y desde allí, con las piernas ya calientes se nos ocurrió hacer parte de la subida a la Portela.
Gracias al viento que soplaba a favor, la subida se fue llevando más o menos bien, sin pulsaciones fuera de lo normal, y después del peor repecho, el que está plagado de piedras sueltas, Fer decidió que cogiéramos a la izquierda para empalmar con nuestra subida habitual a la Portela, pero para iniciar ya el descenso hacia el bar, ya que la hora de la empanada se iba acercando.
Como siempre, Pili nos estaba esperando con una sonrisa en la boca y con una fuente de empanada para recuperar las fuerzas gastadas a lo largo de la mañana.
Al final, una ruta que no se iniciaba con muchas ansias, que incluso se mantuvo un buen rato de solaz al solecillo del último sábado de octubre, acabó siendo una ruta completita gracias a los varios repechitos que tuvimos que afrontar, y el cambio de hora quedó para su correspondiente momento.
Track de la ruta
Fer se está volviendo la reencarnación del sherpa tolo!!!
ResponderEliminarSí, pero sin subidas imposibles, je, je, je
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