YA SE NOTA EL FRESQUITO TÍPICO DEL MES DE ENERO

Después de unas semanas navideñas pasadas por agua, el año nuevo nos recibió con el “fresquito” habitual de la época en la que estamos. Pero aún así, las ansias pedaleadoras de los miembros de Portela MTB no decaen, así que, el sábado víspera de Reyes, a las 10 en punto de la mañana y a unos “agradables” 4º de temperatura, nos reunimos en el jardín, Alberto, Juan, Fer, Fran, Aki y los dos Luises para bajar los cubatas de fin de año y los turrones, mazapanes y polvorones de las fiestas.
El frío de la mañana hacía que la decisión de cual ruta tomar fuese complicada, así que, como por costumbre iniciamos la subida por Entrehortas pero al llegar a Poza de Moraña, la iluminación llegó y decidimos tirar por carretera hasta Ponte Beluso y subir hasta el Castro Barbudo. Juan, tal vez afectado por los efluvios procedentes de la casa de Pas, decidió seguir en solitario, deberes familiares obligan, mientras el resto bajamos hasta la carretera y allá que nos fuimos en dirección norte.
Al rodar por carretera, la velocidad es algo mayor que por tierra, y eso hacía que el frío se hiciese sentir más de lo normal, aunque el sol nos calentaba un poquillo cuando no había sombra. El hecho de pasar por Boiro tiene un poder sobrenatural sobre Fer, que lo lleva a parar en Sportbike, aunque esta vez era para darle algo de aire a la rueda trasera de su Yeti porque le parecía que la llevaba baja, aunque los demás pensábamos que en realidad era que se había pasado con el turrón.
Para no variar, el grupeto se había dividido en dos, por delante los microondas, que son los que ya salen calientes de casa, y los farolillos rojos, que para entrar en calor casi necesitan correr el Soplao. Pero, al llegar a Beluso, nos reagrupamos y, con Fer de sherpa, nos dirigimos a un camino que nos habían enseñado hacía un par de semanas y que le gustó bastante, sobre todo, porque nos aleja del asfalto y de los coches. En esa zona se notó una bajada en la temperatura bastante acusada, al estar al lado del río pero el único inconveniente que tiene es que la pendiente es mayor que por asfalto, pero lo compensa con el trazado.
Después de varios senderos y pistas, volvimos al tramo de asfalto, pero sólo para desfilar unos cien metros y volver al buen camino.
La subida al Castro Barbudo la habíamos iniciado, como decíamos más arriba, desde Ponte Beluso, pero la gente tenía ganas de caña, así que nos fuimos acercando al inicio de lo que es el tramo libre de la subida al Castro Barbudo que organiza cada año la peña homónima para “disfrutar” de él.
Como no podía ser de otro modo, la subida, además de su dureza natural por la pendiente que tiene, estaba complicada por las lluvias de las semanas anteriores, encontrándonos con zonas embarradas que pegaban las ruedas al suelo o zonas rotas con piedras y alguna que otra zanja.
La subida se hizo con calma, aunque como es normal, el grupeto se fue desmembrando en función de la forma física de cada uno, con Fer de farolillo rojo, debido al fuerte resfriado que arrastraba y que le hacía ir dejando muestras de “slime natural” por todo el trazado.
Una vez en las casas que hay más arriba, nuevo reagrupamiento con avituallamiento in situ, y luego de reponer fuerzas, acabamos la subida hasta el Castro Barbudo, donde aprovechamos la mañana tan despejada que había para sacar a pasear a la sharpixel.
La bajada la hicimos por donde en un principio teníamos pensado subir, para luego seguir hasta Bealo, reponer agua, y retomar el asfalto para volver a casa.
El sol ahora calentaba bien, el ritmo seguía siendo sosegado, lo que hacía otra vez que el tiempo se nos echara encima, así que, después de la parada obligatoria en Sportbike para saludar esta vez a Julini que andaba por allí, decidimos parar en el Touliña para aprovechar los rayos de sol casi a pie de playa, cacharrear un rato con el nuevo móvil chino de Luismi y quemarnos la boca con unos mejillones tigres, unas empanadillas y unos chipirones con patatas fritas.
Desde allí para casa, pasando por el paseo marítimo de Escarabote, el Camiño Real por el Conchido y la Ribeiriña, y ya en la Angustia empezamos a soltar lastre, primeramente con Luís Tubío, luego en San Lázaro con Fer, en la Covecha con Luismi, Alberto que se fue en dirección al Lagar, Fran hasta el Maño y Aki que vino para hacer kilómetros y que regresó de nuevo para Boiro.

Track de la ruta


Vídeo de la ruta

No hay comentarios:

Publicar un comentario