GORILAS EN LA NIEBLA DE MORDOR

Otro sábado de rutas portelianas. Sí, habéis leído bien, rutas en plural. El pasado fin de semana se había organizado una ruta larga por parte de los más avezados bikers del club, pero como alguno de los del vagón de cola tenían compromisos familiares, estos últimos decidieron llevar a cabo una salida más normal en horario habitual.
A las 10 se encontraron en el jardín los hermanos Blanco, Ángel y Santi, Borja, más conocido en el foro como Juaris, Roberto y, como representantes de Portela MTB, los únicos, los inconmensurables, los únicos, Fer y Luismi.
A pesar de que ciertos medios informativos predecían una mañana “soleada” el día que amaneció no se parecía en nada a eso. Mirando hacia la Curota, los pelos de las piernas se ponían como escarpias, aquello parecía una mezcla entre la pluviselva del parque nacional de los volcanes de Ruanda y las montañas Ered Lithui y Ephel Duath, que bordean Mordor.
Como no contamos con la presencia de los sherpas habituales ya que se habían ido todos de ruta madrugadora, Fer toma el mando y nos dirige por carretera hasta la gasolinera, para coger por el paseo del Río Morto y luego girar a la derecha en la Pontenaveira y seguir por el Sobral hasta la Mirandela. Allí subimos hacia las Carrouchas, pero antes de llegar, seguimos de frente por el camino que lleva hacia la autovía.
Dado que nos encontramos con un tramo bastante embarrado, y temiéndonos que más adelante la cosa estuviese peor, decidimos tirar hacia la izquierda atravesando el pinar y salir justo a la carretera, después de las Carrouchas, desde allí salimos seguimos hacia la derecha para coger el camino que hay a la misma mano y que nos va a llevar, por otra ruta algo más complicada, hasta el paso subterráneo de la autovía.
La idea era subir la pista que denominamos de las raíces y que nos lleva hasta la carretera que baja desde Moldes hacia Palmeira. Una vez allí, dirigimos nuestras máquinas hacia la derecha por el asfalto para pasar el antiguo picadero de caballos y coger otra pista al derecha que nos llevará, por entre eucalipteras y pinares hasta el cruceiro de Moldes.
La falta de continuidad con la bici de estas últimas semanas están haciendo mella en Roberto y Luismi, sobre todo en este último que, además, sufrió un proceso gripal que le tuvo bastante tocado durante una semana.
Iniciamos la subida a la Curota por carretera pero con las vistas puestas en coger la pista que va por encima de la cantera y desemboca poco después de San Amedio. El clima cambia, la niebla y el viento se hacen los reyes del mambo, y los que habían salido más frescos empiezan a pensar que no ha sido tan buena idea.
Seguimos la pista en dirección a la carretera que lleva a las aldeas de Cernadas o la Madanela, pero en uno de los cruces, Fer decide llevarnos hacia las “clavículas”, una pista que recorre paralela a la que bajábamos, pero para llegar a ella hay que “escalar” un poco.
Alguno se preguntará el por qué de las comillas en escalar y la razón es que realmente hicimos escalada con las bicis a la chepa, ya que el GPS mental del sherpa debió estropearse a causa de la niebla y del viento, como le pasó al Garmin de Luismi, y nos llevó por una especie de cortafuegos pedregoso con una pendiente terrorífica por la que costaba hasta subir andando.
Y para colmo al llegar arriba se dio cuenta que en realidad tendríamos que haber bajado, no subido, así que, seguimos el camino al que habíamos llegado y, dando un rodeo, llegamos otra vez hasta la zona del cortafuegos, sólo que esta vez sí bajamos como deberíamos haber hecho desde un principio.
Después de hacer marcha atlética con bici incluida cuesta arriba, ahora nos tocó levantamiento de peso, ya que tuvimos que pasar una alambrada y no nos quedó otro remedio que pasar las bicis por encima.
Una vez ya en la famosa pista de las clavículas, seguimos en dirección a la Curota. La pista en su mayor parte está muy bien para rodar, pero en algunas zonas el agua ha hecho un buen trabajo y entre el barro, los surcos y las piedras, las cosas se iban poniendo difíciles, teniendo incluso que cruzar una pequeña catarata que se pudo salvar subidos en la bici.
Una pena que el wifi de la GoPro de Luismi fallara y le bloquease la cámara, porque hubieran salido unas tomas bastante interesantes.
Llegamos a la carretera que sube a la Curota, con la dichosa compañía de la niebla y el viento, pero unos mejor y otros peor, fuimos llegando hasta arriba.
Fer seguía con ganas de marcha y quería seguir por la balconada para luego subir por el camino viejo del Barbanza, pero dado que Luismi tenía un compromiso familiar, decidieron seguir hacia la Portela, por la pista que va desde el inicio de la Matahomes hasta casi el antiguo circuito de motocross, y desde ahí por la carretera hasta el curro d As Canizadas.
Desde allí, seguimos por pista hasta la Portela para luego comenzar el descenso hacia el bar de Sanisidro. Luismi decide cambiarle la batería a la cámara para grabar el descenso ya que también íbamos a bajar por el tramo del puente de As Taras y los dubbings hasta Pumadiño. Los demás ya han empezado a bajar y se le pasa por la cabeza la idea de bajar a tope, a pesar del viento, para ver si bate el récord, pero no era el día de los gadgets tecnológicos porque el Garmin, siguiendo su tónica de toda la mañana, falla y no graba el track, por lo que nos quedaremos sin saber si llegó a batirlo o no.
El tramo del puente de As Taras tenía tramos trampa, agua y barro, que provocaron algún susto, pero nada grave, así que llegamos al bar, donde nos esperaba Roberto que había bajado mucho más tranquilo la Portela, sucios pero hambrientos.
Así que dimos buena cuenta de la empanada y el jamón asado que Pili nos sirvió tan amablemente como siempre.

El track de la ruta


El vídeo de la ruta

1 comentario:

  1. Se nota que este invierno hizo poco sol!!! Cómo están los caminos...

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