El día amaneció con algo de niebla lo que hizo que la humedad en el ambiente fuese muy alta. Aún así era un buen día para rodar ya que el sol no iba a incordiar y consiguió que nos juntáramos diez bikers en el jardín: Juan, Moya, Fer, Luís, Julini, Borja, Varela, Aki, Pas y Luismi.
Fer tomó el mando y nos dirigimos hacia San Isidro para iniciar la subida hasta la sierra pero, como decíamos en la anterior crónica, el Strava hace estragos entre los miembros de Portela MTB y con el tramo de la subida por el puente de As Taras metido en él, no hizo falta mucho para animar a la gente a subir a ritmo para marcar tiempos.
Como es habitual, Luismi cerraba el pelotón, los sábados por la mañana no son lo suyo y en este caso aún peor debido a la pachanguita de basket que se había cascado la tarde noche anterior, y que le iba a pasar factura en la posterior subida a la Portela.
Mientras Fer dirigía al resto del pelotón por el camino viejo, mucho más entretenido pero también más duro, Luismi subía por la parte habitual debatiéndose entre retirarse o seguir hasta arriba con la esperanza de que las piernas comenzaran a despertar y a dar mejores sensaciones. La subida fue interminable, pero con el apoyo del resto, se llegó hasta arriba.
Como bien decíamos al principio, y define el título de la crónica, Os Chans nos llamaban con ansia ya que hacía bastante tiempo que no los recorríamos en ninguno de los sentidos, por lo que por unánime decisión, dirigimos nuestras bicis en esa dirección.
Se nota que el último mes no ha llovido porque, además de que las pistas están con el suelo muy suelto, Os Chans se encontraban bastante secos, sólo un par de zonas contenían algo de agua, lo que hizo que la subida por la zona de las torres eléctricas fuese más complicada.
Una vez arriba, cada uno cruzó como buenamente pudo el puentecillo de piedra y donde se unen los dos recorridos de Os Chans, nos volvimos a juntar todos.
Entonces, con el beneplácito de la mayoría, se decidió bajar hacia Castelo de Vitres para luego coger una pista que lleva hasta la fuente que hay en la carretera que sube de Mosquete al Iroite.
Como decíamos, las pistas están con el piso muy suelto y a Luismi le afloran recuerdos de su “rodada polo chan”, así que, mientras los demás bajan por dicha pista, él sigue hasta la carretera y vuela por el asfalto hasta el punto en el que aparecerían los demás. Cuando llega hasta allí, baja de la bici para ponerse a grabar en parado a los que vienen por el camino, pero Luís no le da tregua y aparece casi al mismo tiempo. Para él parece que no existen las piedras, surcos, etc……
El resto vienen un poco más atrás, con más o menos estilo, pero van bajando. Una vez reunidos, decidimos seguir por el asfalto hasta la pista que hay más abajo y que lleva hacia Cubelo, desde la cual, Julini nos va a desviar por un sendero más divertido y que nos dejará cerca de la zona de Pomardorrío.
Desde allí, vamos empalmando tramos de carretera con algún camino para ir dirigiéndonos a Boiro, donde pararemos en el Galeón, a pie de la playa de Barraña para recuperar fuerzas antes de regresar hacia nuestras casas.
Una vez refrigerados y avituallados con un par de tapas de paella, al menos arroz sí que llevaba, nos dividimos por grupos, los que se quedaban entre Boiro y Escarabote y los que volvíamos para A Pobra por el Camiño Real.
Poco a poco nos vamos desperdigando según vamos acercándonos cada uno a sus casas.
Track de la ruta
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