REENCUENTRO CON LAS PENDIENTES

Dejamos nuestras aventuras portelianas paradas a principio del mes de octubre por diversos motivos, pero todo lo malo vuelve a renacer y no iban a ser menos las crónicas de las rutas de los sábados.
Así que, el pasado sábado 29 de noviembre, como caracoles después de la lluvia, aparecimos por el jardín, Aki, Juan, Fer y Luismi en nuestras monturas de MTB y David con su flaca.
Las ganas de pedalear no eran las más idóneas, es más, dado que a Luismi se le había quedado sin presión el freno trasero, se masculló la posibilidad de hacer una ruta por asfalto, aunque Fer nos quitó la idea por completo.
Eso sí, invitamos a David a acompañarnos durante un rato mientras entrábamos en calor en dirección a la zona de Rosende para comenzar la subida hacia Moldes por las sendas que hay cercanas a la autovía.
Una vez despedido David, con la promesa de encontrarnos por las alturas de la Curota, empezamos a recobrar las sensaciones que ya habíamos perdido de rodar con nuestras bicis por los caminos.
Cruzada la autovía por debajo, decidimos tirar hacia Moldes de frente para, una vez allí, decidir el rumbo que tomar.
Como Fer ya había tomado el mando de la expedición, decidió que subiéramos desde Moldes hasta el primer mirador por el camino por el que baja la Barbantia Roda, con su pendiente y su canesú. No la hicimos de un tirón, primero paramos a recobrar aliento en la curva de la carretera, y luego de tomar conciencia de lo que íbamos a hacer tiramos para arriba sin pensarlo.
Con las lluvias habidas entre octubre y noviembre, el camino está bastante tocado, con algunas piedras sueltas en la parte más dura y entre eso y las pulsaciones por las nubes, no quedó más remedio que echar pie a tierra, empujar la bici unos cuantos metros y volver a subirnos a ella para acabar la subida hasta el mirador de Valle-Inclán.
Justo al llegar allí, aparece otra vez David que bajaba después de haber hecho la subida a la Curota, parando a saludarnos y al que acompañamos unos metros hacia abajo por el asfalto ya que íbamos a coger la pista que va por encima de la cantera en dirección a San Amedio.
Fer venía con ganas de probar caminos nuevos, así que, al poco de pasar el acceso a las clavículas, justo donde se vislumbra ya el océano Atlántico, nos asomamos para ver si por allí había alguna bajada interesante. Aunque lo que más nos llamó la atención fue el cortafuegos que baja en dirección a Balteiro.
Sin pensárselo mucho, Aki se lanza hacia abajo y, durante unos 50 o 60 metros, consigue mantenerse encima de la bici a pesar de lo suelto que estaba el piso tanto con tierra como con piedras, pero justo donde el cortafuegos empieza a empinarse más se cae sin consecuencias.
Visto lo sencillo que parecía, y a pesar de que a Luismi le seguía fallando el freno trasero, los tres restantes se lanzan hacia abajo pero con menos convicción que Aki, poniendo el pie en tierra en cuanto la cosa se ponía más difícil.
Poco a poco vamos descendiendo, disfrutando también de las vistas, hasta empalmar con un camino que nos va a dejar encima mismo de la aldea de Balteiro, gracias también a que nos desviamos cogiendo otro cortafuegos con nuestro afán de encontrar caminos nuevos.
Una vez otra vez en el asfalto, nos dirigimos hacia Oleiros, pero justo al pasar el acceso al camping de la Cascada, vuelve a sobrevolarnos el espíritu del Sherpa Tolo, y cogemos un sendero que se introduce por entre unas casas y que nos va a llevar a la pista que baja desde el depósito de agua de Moldes y cuyas pendientes son bastante llamativas.
Afortunadamente el piso está en perfectas condiciones y se puede mantener un ritmo decente, eso sí, cargando el peso sobre el manillar ya que, como en la subida al mirador de Valle-Inclán, la pendiente pasa del 20% en alguno de los tramos.
Pero a pesar de que la subida se hace a una velocidad bastante contenida, tanto Aki como Luismi sufren en la misma zona el mismo percance, la cubierta trasera muerde de costado una piedra y al llevarlas tubelizadas, se escapa algo de aire deshinchándolas un poco haciendo incómodo el pedaleo en zona de piedras. Mientras Aki decide parar a darle aire a la rueda, Luismi aguanta algo más y se une a Juan que está explorando la zona de "laxes de granito" que hay en la parte de arriba, mientras Fer ya ha tirado hacia Moldes.
Una vez reincorporado Aki, los tres se lanzan en pos de Fer que les estaba esperando a la altura del depósito de agua, prosiguen por asfalto hasta Moldes y deciden bajar por donde subieron para acabar parando en el bar Campiño, para recuperar fuerzas después de tantos días sin salir en grupo.

Track de la ruta


Vídeo de la ruta

Salida del 29 de noviembre de 2014 a Mountain Biking video by Luismi

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