Aquí estamos por quinto año consecutivo dando cuenta de nuestras aventuras en los Diez Mil del Soplao, el "infierno del norte"...
A dos semanas vista, lo que las previsiones decían que iba a ser un Soplao de buen tiempo, fueron oscureciéndose hasta que los modelos meteorólogicos mostraron el peor de los escenarios. frío, lluvia, viento e incluso nieve! No había duda ni margen para la esperanza, todas las previsiones mostraban el mismo escenario y eso a pesar de haber consultado todas y cada una de las fuentes de información meteorológica, desde accuweather, el tiempo, aemet, windguru, institutos extranjeros de meteorología, páginas locales e incluso el Calendario Zaragozano.
La cosa pintaba muy mal y vista la experiencia del año pasado (Soplao 2012: Hipotérmicos) el objetivo estaba claro...intentar sobrevivir!
Este año el desplazamiento lo realizamos Matías, los hermanos Blanco (Angel y Santi) y el menda (Pas), que partimos de Pobra do Caramiñal rumbo a Cabezón de la Sal a primera hora de viernes. A pesar de las previsiones de mal tiempo los ánimos y la moral estaban por las nubes, sobre todo para un primerizo como Matías, que incluso se planteó hacer el desplazamiento hasta Cabezón de la Sal en bici, aunque al final decidió honrarnos con su grata compañía y nos acompañó en la furgo.
El viaje fue relámpago, a la hora de la comida ya estábamos en Cabezón y tras dar buena cuenta de unos suculentos platos de pasta y unas pizzas, nos dirigimos a la zona de recogida de dorsales para empezar a empaparnos del ambientillo y visitar la exposición comercial que crece año tras año.
Tras realizar las últimas compras en el pueblo (engalanado con el careto de Luis Tubío por todas partes) nos dirigimos hacia los apartamentos, donde hicimos la última puesta a punto de las máquinas, nos preparamos una abundante cena de pasta y tras un par de horas comiéndonos el tarro sobre qué ropa y accesorios llevar, nos fuimos a camita para prepararnos para el madrugón del día siguiente.
La decisión de la ropa y equipamiento fue fácil: decidimos llevar todo cuanto teníamos y cuando digo todo es TODO! Conociendo mis dificultades para abandonar y viendo lo mal que lo pasé el año pasado, la estrategia estaba clara, olvidarse de tiempos y demás e intentar sobrevivir a esta edición pasando las menores penurias posibles.
Para ello monté unos bártulos que envidiarían muchas de las expediciones al Everest, calcetines de invierno impermeables Sealskinz, botas Celsius, cubrebotas, culotte, perneras, pantalón impermeable, camiseta interior térmica, buff, chaqueta de invierno, chubasquero, doble guante, unos de neopreno de submarinismo y otros de entretiempo, camiseta interior térmica y maillot de invierno de repuesto, barritas, geles, pastillas de isotónica, herramientas, guardabarros delantero y trasero...ya sólo me faltaba llevar alguna manta térmica o productos similares!!! Perdón, que se me había olvidado, que de eso también llevaba! Trozo de manta térmica para las bajadas, unos productos calentadores que generan calor durante 5 horas e incluso unos ponchos impermeables del chino por si llovía en la salida...como decía Matías, no quedaremos de primeros, pero seguro que arrasaríamos si hubiese un premio a la mochila más pesada.
Tras el madrugón y un desayuno en condiciones nos dirigimos a la salida, donde la gente aparecía con inventos varios para protegerse de la lluvia, pero increíblemente no cayó ni una sola gota de agua y por encima con una temperatura bastante agradable...así que en cuanto empezó la cuenta atrás y el Thunderstruck comenzó a sonar nos deshicimos de nuestros ponchos y casi sin darnos cuenta nos pusimos en marcha por las calles de Cabezón a vivir nuestro "infierno".
Este año hubo varios cambios de recorrido, entre ellos el tramo inicial, por lo que ante las previsiones de tapón, que leímos en los foros que se producirían al tomar el primer desvío, teníamos pensado tirar en esa zona para llegar los más adelante posible...pero por lo visto no eramos los únicos que íbamos bien informados, ya que todo el mundo tiró a saco, así que en cuanto se tomó el primer desvío...taponazo al canto.
A diferencia del recorrido antiguo, que era bastante propicio para adelantar posiciones en las pistas iniciales, el recorrido nuevo se estrecha bastante a las primeras de cambio, por lo que no te queda otra que tener paciencia y superar esa zona al tran-tran. El nuevo tramo la verdad es que es bastante chulo, alternando zonas de asfalto con pistas de tierra por un terreno bastante rompepiernas, haciendo que sea bastante más duro. En esta zona hay alguna bajada rápida que se hace peligrosa cuando se mueve tanta gente y no nos extrañó ver las primeras caídas del día.
Una vez superada esta zona inicial, afrontamos famosa subida de la Cocina, ahora asfaltada en el tramo inicial, pero igual de pesada en los tramos posteriores, sobre todo con el barro acumulado de la lluvia de los días anteriores, que hizo que gran parte de la subida la tuviésemos que hacer a patas.
Desde esta zona nos dirigimos hacia la zona de las Cuevas del Soplao a través de la subida de la Florida, que ahora parece una autovía, ya que ha sido recién asfaltada y la subida se hace a ritmillo sin apenas dificultad. En el avituallamiento del Soplao parada para reponer líquido, disfrutar de las vistas de los picos nevados y sacar algo de ropa de encima (como pille a los del tiempo!!! qué vuelva Pemán!!) y bajada hacia Celis (increíble la gente de este pueblo volcada con la prueba, lavando las bicis con las mangueras, ofreciendo papel para limpiarse las gafas...estos pequeños detalles son los que hacen al Soplao más grande!), bastante peligrosa por el barro acumulado, sobre todo en la parte inicial y en donde agradecí mi querido guardabarros, que me dio la vida para sobrevivir con las lentillas.
En el tramo de enlace tras Celis me encuentro con Matías que estaba parado apretando la potencia y tras unos Km de rodaje llego a la zona del río, donde había montado un buen atasco, ya que este año llevaba bastante caudal y para evitar empaparte hasta las rodillas tenías que esperar religiosamente tu turno y echar mano de un amable lugareño que se desvivía por ayudarte a cruzar el río.
Tras la zona del río encaramos la subida al Monte AA con sus rampas de más del 20%, donde me comentan que voy de 700 y pico y tras salir airoso de la parte más dura y saborear las gominolas y trozos de manzana que me ofrecieron la madre y la hija que se han convertido en un clásico en una de las curvas, inicié la divertida bajada hacia la zona de Ruente, donde se vivía un ambiente impresionante con una gran cantidad de público siguiendo el paso de los bikers a través del estrecho puente medieval.
En el avituallamiento del Moral parada rápida para reponer fuerzas y la verdad es que las sensaciones en la subida increíblemente buenas, subida a muy buen ritmo ayudado además por un viento a favor que favorecía la ascensión (aunque este año sin los ánimos de Yayón "el hombre del campanu!), por lo que casi sin darme cuenta estaba en la cima, a más de 1000 metros, tras superar los 12 km de subida.
La bajada mucho mejor que la del año pasado, no había tanto barro y el terreno estaba en mucho mejor estado, así que tras el tramo de enlace puse rumbo al avituallamiento previo a Fuentes, donde tras la paradita de rigor me dispuse a encarar los más de 15 km de subida. Muy buenas sensaciones en la subida a Fuentes, la verdad es que fui regulando toda la prueba sin pasarme de vueltas en ningún momento y llegué a la cima bastante entero, ni tan siquiera paré a pillar agua en el avituallamiento y tras una bajada rápida enfilé la subida a Ozcava.
La subida a Ozcava a buen ritmillo, solo alterado por el puteo que me acompañó durante gran parte de la prueba acerca de la utilidad de mis pantalones impermeables en un día tan "lluvioso" como el que estábamos teniendo, lo que me hacía mirar con cierta malicia los nubarrones negros que se veían a lo lejos deseando que nos cayeran un par de buenos chubascos...;-)
En el Alto de Ozcava parada en el avituallamiento (este año más preparado, con una carpa donde resguardarse del viento) y en la subida a Venta Vieja parloteo con Jorge, un miembro del club Cabezón que fue mi guía en la parte final del recorrido y que me dio la vida con sus indicaciones.
Es que la nueva parte final del Soplao se las trae! En primer lugar el paso a través de la bautizada como "ciénaga de Shreck", que ha generado tanto seguidores como detractores, encontrándome yo en este último grupo, ya que la verdad es que no me gustó ná de ná, con una parte inicial con un sendero estrecho con piedras resbaladizas bastante peligrosas, sobre todo teniendo en cuenta alguna zona de barrancos y que la mayor parte se hizo a patas al ir tanta gente (bueno, si llego a ir solo seguro que también la hago a patas...;-) y una parte final donde se encuentra la propia ciénaga que es un peñazo total, con barro hasta los tobillos y en donde fue necesario cargar con la bici y bordear el camino durante un buen tramo.
Una vez superado este tramo encaramos la temida subida del Negreo, en la que me cantan que voy sobre el puesto 400 y donde menudo ambientazo había!! Si hasta ahora el Moral y Fuentes había sido puertos "estilo Tour", el Negreo es un puerto "estilo Vuelta o Giro". El comienzo es una "rampita" del más del 20% abarrotada de gente y como aún me quedaba una pizca de fuerza me dejé llevar por el entusiasmo y la subí a buen ritmo y aquí es donde Jorge me vino de vicio, ya que me avisó: "regula que esta es la rampa más fácil y aún quedan 5 Km. hasta arriba"
Joer con el Negreo!! Para mi impresionante, espectacular, me ha encantado!! Sé que ha tenido grandes detractores pero a mi me ha parecido un pasada...menudas rampas, alguna debe tener cerca del 30% y por encima parecen que no tienen fin, cuando terminas una das la curva y te encuentras con otra y así durante 5 Km, en una subida donde no hay ni un solo árbol y vas viendo a los bikers que te preceden, algunos incluso empujados por el público, tirando de riñón en un preludio de lo que vas a tener que sufrir tú. La verdad es que al final me llegó y en alguna de las rampas iba bastante tocadillo, más teniendo en cuenta que llevábamos 130 km en las patas y que empezó a pegar el sol machacándome con toda la ropa que llevaba encima, pero ahí tiré de orgullo y dije ¡¡coño, que soy un Portela!! (jejejje esto es dedicado a Fran y al Presi y claramente de cara a la galería...;-), esto hay que subirlo si o si, así que dando todo lo que tenía, con los ánimos de la gente y tirando de riñón, coroné por primera vez este puerto, que me tiene pinta que va a ser uno de los grandes mitos del Soplao en años venideros y que puede dar mucho juego, ya que puede ser mortal tanto en días de calor, como con viento, frío... Debió ser una pasada la imagen del reguero de bikers a los que pilló la noche iluminando toda la subida con sus focos (una pena que empeorara la climatología y seguro que no pudieron disfrutarlo en su justa medida...).
La verdad es que la estampa de postal que nos encontramos en lo alto, con la vista de los picos nevados por un lado y la serpiente multicolor de bikers que iniciaban la subida y que seguramente mirarían con envidia a los que estábamos arriba por otro, compensó con creces el esfuerzo.
Ahora sólo quedaba un repecho e iniciar el descenso rumbo a cabezón, aunque en este punto nos encontramos con un compañero que no contábamos, un fuerte viento lateral que te llevaba la bici en la bajada y hacía que corrieses el riesgo de salirte de la pista.
Al final sprint hasta Cabezón por el tramo de carretera, llegando a meta con un tiempo de 10 horas 36 minutos, en la posición 355 según la clasificación provisional y sobre todo con la satisfacción de haber completado mi quinto Soplao.
Del resto de compis, Matías llegó sobre las 12 horas 30 minutos, en su primera participación y a pesar de unos inoportunos calambres y Santi y Angel hicieron un impresionante trabajo de equipo para poder completar esta edición, a pesar de las adversidades que tuvieron que superar en los últimos meses.
VUELO RASO, PERO QUE MUY RASO
Puente del 2 de mayo en Madrid y por ello, el sábado tuvimos como invitado estelar a Bernardo, un madrileño con casa en Palmeira, que se había puesto en contacto con nosotros para poder hacer alguna salida con su MTB por la zona.
Así que, para no variar, nos reunimos el sábado por la mañana en el kiosco de Castillo y a la hora habitual, José, Luis, Matías, Varela, Fer, el citado Bernardo y Luismi.
El mando sherpa lo toma Fer, que ya tenía en mente más o menos la ruta que íbamos a hacer, y que, además, con la mañana calurosa y soleada que había salido, invitaba a otra aventura por la zona del Confurco, para rememorar alguna de las rutas épicas de los Portela.
Para empezar a calentar, decidimos tirar hacia Boiro por carretera, pero para alejarnos del tráfico de la AC-305 cogemos por el Camiño Real en la Ribeiriña, empalmamos con el paseo marítimo que nos llevará hasta el muelle de Escarabote.
Una vez allí, subimos hacia la Madalena, para continuar hasta Goiáns, donde nos desviamos en dirección a Runs con la intención de subir paralelos a la autovía durante un rato hasta la carretera de Noia y desde allí seguir subiendo hasta el polígono de Espiñeira.
Es en este momento donde el grupeto empieza a desperdigarse, con Fer, que está como una moto, Luis, José y Bernardo por delante, mientras Matías y Varela se quedan con Luismi, algo más rezagados.
Una vez arriba, la cosa se va volviendo a recomponer, mientras vamos llegando al final del polígono desde donde vamos cogiendo diversos cruces que nos llevan hasta una pista por encima de Sandrenzo y que, en dirección norte, nos va llevando hacia Belles de Abaixo.
El grupeto se vuelve a estirar pero sin que haya grandes diferencias, con Bernardo cerrándolo dado que no conoce las pistas por las que vamos rodando y que le hace tomárselo con calma.
Algo que Luismi debería haber hecho también porque, justo en una de las bajadas, la rueda trasera de su bicicleta comienza a descontrolarse al frenar sobre una superficie suelta y con piedras. Decide soltar el freno, pero con ello no consigue otra cosa que acelerar más, por lo que vuelve a apretar la maneta derecha y ………… al suelo cual saco de patatas.
La velocidad no es excesiva, sobre los 25 km/h, y además, tiene suerte de no caer en una zona muy pedregosa, pero aún así el golpe es bastante fuerte en su costado derecho. Se levanta bastante rápido, pero siente un dolor agudo en la zona del hombro y tememos por una rotura de clavícula por la forma como ha sido la caída, pero afortunadamente no fue el caso.
Aún así, sufre bastantes erosiones tanto en la rodilla, como en la parte externa del muslo y en su codo. Revisando, por si había algún golpe más, alguien se fija en su casco que se ha roto al impactar probablemente con alguna piedra. Menos mal que entre nosotros su uso es esencial, si no, podría haber ocurrido una desgracia dado que el impacto era en la zona de la sien.
Después de recuperarse del susto, continuamos bajando con más calma, sobre todo, porque las sacudidas que va recibiendo Luismi en el hombro no le dejan ir más rápido, y llegamos a la carretera que sube de Treites hasta Belles de Abaixo, donde paramos en un lavadero para que Luismi lave las heridas de la rodilla y, gracias al botiquín de emergencia de Bernardo, se pueda aplicar un poco de Betadine en gel.
El ritmo se ha ralentizado, y mientras Luismi decide abortar su salida y regresar, como buenamente pueda, hasta el bar de Sanisidro para iniciar su “rehabilitación” vía empanada de atún, el resto deciden seguir con lo inicialmente planeado, aunque sin muchas ganas.
Luismi retrocede por el tramo de carretera por el que han llegado hasta allí y sigue en dirección a la AC-305, saliendo un poco más abajo del Florida, sigue hasta Boiro, pasa por Playa Jardín, Escarabote y en la Ribeiriña decide subir hasta la nueva capilla de A Mercé para empalmar con el acceso a la autovía, subiendo hasta Cadreche y desde allí hasta el bar de Sanisidro, donde un refresco y un buen trozo de empanada le hace ver las cosas de otro color.
Mientras, el resto del grupeto da un par de vueltas por la zona pero sin llegar a subir al Confurco. La calurosa mañana y el parón por la caída de Luismi les ha quitado las ganas de pedalear, así que, como saben que éste les está esperando en el bar, deciden finalizar la jornada dirigiéndose hasta allí para que Bernardo pueda saborear, antes de regresar a Madrid, la empanada que generosamente nos sirve Pili.
Track de la ruta (versión Luismi)
Vídeo de la ruta
Así que, para no variar, nos reunimos el sábado por la mañana en el kiosco de Castillo y a la hora habitual, José, Luis, Matías, Varela, Fer, el citado Bernardo y Luismi.
El mando sherpa lo toma Fer, que ya tenía en mente más o menos la ruta que íbamos a hacer, y que, además, con la mañana calurosa y soleada que había salido, invitaba a otra aventura por la zona del Confurco, para rememorar alguna de las rutas épicas de los Portela.
Para empezar a calentar, decidimos tirar hacia Boiro por carretera, pero para alejarnos del tráfico de la AC-305 cogemos por el Camiño Real en la Ribeiriña, empalmamos con el paseo marítimo que nos llevará hasta el muelle de Escarabote.
Una vez allí, subimos hacia la Madalena, para continuar hasta Goiáns, donde nos desviamos en dirección a Runs con la intención de subir paralelos a la autovía durante un rato hasta la carretera de Noia y desde allí seguir subiendo hasta el polígono de Espiñeira.
Es en este momento donde el grupeto empieza a desperdigarse, con Fer, que está como una moto, Luis, José y Bernardo por delante, mientras Matías y Varela se quedan con Luismi, algo más rezagados.
Una vez arriba, la cosa se va volviendo a recomponer, mientras vamos llegando al final del polígono desde donde vamos cogiendo diversos cruces que nos llevan hasta una pista por encima de Sandrenzo y que, en dirección norte, nos va llevando hacia Belles de Abaixo.
El grupeto se vuelve a estirar pero sin que haya grandes diferencias, con Bernardo cerrándolo dado que no conoce las pistas por las que vamos rodando y que le hace tomárselo con calma.
Algo que Luismi debería haber hecho también porque, justo en una de las bajadas, la rueda trasera de su bicicleta comienza a descontrolarse al frenar sobre una superficie suelta y con piedras. Decide soltar el freno, pero con ello no consigue otra cosa que acelerar más, por lo que vuelve a apretar la maneta derecha y ………… al suelo cual saco de patatas.
La velocidad no es excesiva, sobre los 25 km/h, y además, tiene suerte de no caer en una zona muy pedregosa, pero aún así el golpe es bastante fuerte en su costado derecho. Se levanta bastante rápido, pero siente un dolor agudo en la zona del hombro y tememos por una rotura de clavícula por la forma como ha sido la caída, pero afortunadamente no fue el caso.
Aún así, sufre bastantes erosiones tanto en la rodilla, como en la parte externa del muslo y en su codo. Revisando, por si había algún golpe más, alguien se fija en su casco que se ha roto al impactar probablemente con alguna piedra. Menos mal que entre nosotros su uso es esencial, si no, podría haber ocurrido una desgracia dado que el impacto era en la zona de la sien.
Después de recuperarse del susto, continuamos bajando con más calma, sobre todo, porque las sacudidas que va recibiendo Luismi en el hombro no le dejan ir más rápido, y llegamos a la carretera que sube de Treites hasta Belles de Abaixo, donde paramos en un lavadero para que Luismi lave las heridas de la rodilla y, gracias al botiquín de emergencia de Bernardo, se pueda aplicar un poco de Betadine en gel.
El ritmo se ha ralentizado, y mientras Luismi decide abortar su salida y regresar, como buenamente pueda, hasta el bar de Sanisidro para iniciar su “rehabilitación” vía empanada de atún, el resto deciden seguir con lo inicialmente planeado, aunque sin muchas ganas.
Luismi retrocede por el tramo de carretera por el que han llegado hasta allí y sigue en dirección a la AC-305, saliendo un poco más abajo del Florida, sigue hasta Boiro, pasa por Playa Jardín, Escarabote y en la Ribeiriña decide subir hasta la nueva capilla de A Mercé para empalmar con el acceso a la autovía, subiendo hasta Cadreche y desde allí hasta el bar de Sanisidro, donde un refresco y un buen trozo de empanada le hace ver las cosas de otro color.
Mientras, el resto del grupeto da un par de vueltas por la zona pero sin llegar a subir al Confurco. La calurosa mañana y el parón por la caída de Luismi les ha quitado las ganas de pedalear, así que, como saben que éste les está esperando en el bar, deciden finalizar la jornada dirigiéndose hasta allí para que Bernardo pueda saborear, antes de regresar a Madrid, la empanada que generosamente nos sirve Pili.
Track de la ruta (versión Luismi)
Vídeo de la ruta
UNA RUTA POR CUATRO "CONCELLOS"
El último sábado de abril nos volvimos a reunir unos cuantos bikers para nuestra salida matutina habitual a pesar del frío que volvió a aparecer en esta primavera loca.
Pate, Luis, Edu, Fer, Alberto, Fran y Luismi fueron los que se animaron y comenzaron la ruta en dirección a Boiro por la carretera, para ir calentando.
Lo bueno de llevar entre nosotros a alguno de los sherpas tolos es que acabas descubriendo algún camino nuevo por el que nunca habías pasado antes, y eso fue lo que ocurrió al llegar a Boiro.
Edu tomó el mando y desde la Avda. de la Constitución, justo al pasar la casa de Julini, nos desvía a la derecha por la carretera de Abanqueiro pero de repente, a unos 100 metros, frena, gira en redondo, y vuelve hacia atrás para coger por una callejuela a mano derecha que nos va a llevar al lavadero de Boliña, para seguir por entre las casas y acabar en un sendero muy bonito pero que va picando para arriba y que nos va a llevar hasta cerca del cementerio municipal de Boiro.
Cuando llegamos al final del sendero, cruzamos la carretera y cogemos una pista que nos lleva en dirección a Cespón, pero el recorrido no iba a ser tan fácil, así que de repente, se ve un camino a mano derecha y allá que nos vamos, esta vez no es de subida, si no de bajada, bastante rápida y con algo de pendiente, que nos va llevando por encima de la aldea de Reboredo.
Otro camino bonito, y con algunas vistas impresionantes, pero en un momento dado, hay que bajar de la bici para pasar un pequeño murete y alcanzar el asfalto que seguiremos, esta vez sí, hasta Cespón.
Al llegar al cruce que va para San Ramón, nos desviamos a la izquierda y a los pocos metros otra vez a la derecha en dirección a Bealo, donde pararemos a coger agua en la fuente antes de iniciar la subida a Ourille.
Pero, como no podía ser de otra manera, este sábado no iba a ser la típica subida que solemos hacer cuando vamos hasta el Castro Barbudo o hasta el monte Muralla. Vamos probando por diferentes caminos que vamos encontrando, unos en mejores condiciones que otros, pistas amplias y senderos estrechos y con vegetación cerrada. Llegamos al primer tramo de asfalto y paramos hasta reagruparnos, para luego continuar por la pista de siempre, pero en cuanto nos cruzamos con el primer cortafuego, tonto el último y a subir por él.
Luismi, que lleva un par de semanas “ligeramente” fuera de forma, se lo va agradeciendo con el pensamiento, pero afortunadamente, los dioses no le hacen caso y no cae ninguno de los que van delante. Justo superar este “aperitivo”, en la zona en la que se empalma con la pista habitual de subida, Luismi se encuentra al resto dando la vuelta para coger un sendero impresionante, estrecho y rodeado de vegetación pero que no molesta en absoluto y que va subiendo hasta la aldea de Ourille, bordeando el Castro Barbudo.
Como empiezan a caer cuatro gotas, y sopla un viento bastante fresquillo, buscamos refugio debajo de un portal de una finca y aprovechamos para comer algo antes de seguir. No sabemos por donde tirar, si bajar en sentido contrario, si bajar por el tramo libre de la subida al Castro Barbudo, y al final seguimos un poco hacia arriba para tirar luego hacia A Escabia, para enseñarle a Edu por donde se coge la subida al Muralla desde la aldea de Ardeleiros.
Decidimos seguir bajando por el asfalto en dirección otra vez a Bealo, pero antes de llegar a Millón, cogemos otra carretera que nos sube hasta A Cabaleriza, y desde ahí vamos bajando para empalmar con la pista que nos lleva hacia el Confurco, pero no para subirlo, si no para acercarnos hasta San Ramón y desde allí coger la AC-305 e ir tirando de regreso hacia Boiro.
Como se nos ha echado el tiempo encima, desgraciadamente no podemos acercarnos hasta San Isidro, así que decidimos parar en el Don Paquito, donde damos buena cuenta de una buena ración de lomo asado con pimentón y patatas fritas, recuperamos algo de fuerzas y desde allí a ritmo tranquilo hasta casa, pasando por el paseo marítimo de Escarabote y el Camiño Real en la Ribeiriña.
En total, recorrimos los concellos de A Pobra, Boiro, Rianxo y Lousame en una jornada en la que el clima parecía representar una obra de Valle-Inclán, padre del esperpento, ya que tan pronto salía el sol como se ponía a llover, soplaba viento helado o había calma chicha.
Track de la ruta
Pate, Luis, Edu, Fer, Alberto, Fran y Luismi fueron los que se animaron y comenzaron la ruta en dirección a Boiro por la carretera, para ir calentando.
Lo bueno de llevar entre nosotros a alguno de los sherpas tolos es que acabas descubriendo algún camino nuevo por el que nunca habías pasado antes, y eso fue lo que ocurrió al llegar a Boiro.
Edu tomó el mando y desde la Avda. de la Constitución, justo al pasar la casa de Julini, nos desvía a la derecha por la carretera de Abanqueiro pero de repente, a unos 100 metros, frena, gira en redondo, y vuelve hacia atrás para coger por una callejuela a mano derecha que nos va a llevar al lavadero de Boliña, para seguir por entre las casas y acabar en un sendero muy bonito pero que va picando para arriba y que nos va a llevar hasta cerca del cementerio municipal de Boiro.
Cuando llegamos al final del sendero, cruzamos la carretera y cogemos una pista que nos lleva en dirección a Cespón, pero el recorrido no iba a ser tan fácil, así que de repente, se ve un camino a mano derecha y allá que nos vamos, esta vez no es de subida, si no de bajada, bastante rápida y con algo de pendiente, que nos va llevando por encima de la aldea de Reboredo.
Otro camino bonito, y con algunas vistas impresionantes, pero en un momento dado, hay que bajar de la bici para pasar un pequeño murete y alcanzar el asfalto que seguiremos, esta vez sí, hasta Cespón.
Al llegar al cruce que va para San Ramón, nos desviamos a la izquierda y a los pocos metros otra vez a la derecha en dirección a Bealo, donde pararemos a coger agua en la fuente antes de iniciar la subida a Ourille.
Pero, como no podía ser de otra manera, este sábado no iba a ser la típica subida que solemos hacer cuando vamos hasta el Castro Barbudo o hasta el monte Muralla. Vamos probando por diferentes caminos que vamos encontrando, unos en mejores condiciones que otros, pistas amplias y senderos estrechos y con vegetación cerrada. Llegamos al primer tramo de asfalto y paramos hasta reagruparnos, para luego continuar por la pista de siempre, pero en cuanto nos cruzamos con el primer cortafuego, tonto el último y a subir por él.
Luismi, que lleva un par de semanas “ligeramente” fuera de forma, se lo va agradeciendo con el pensamiento, pero afortunadamente, los dioses no le hacen caso y no cae ninguno de los que van delante. Justo superar este “aperitivo”, en la zona en la que se empalma con la pista habitual de subida, Luismi se encuentra al resto dando la vuelta para coger un sendero impresionante, estrecho y rodeado de vegetación pero que no molesta en absoluto y que va subiendo hasta la aldea de Ourille, bordeando el Castro Barbudo.
Como empiezan a caer cuatro gotas, y sopla un viento bastante fresquillo, buscamos refugio debajo de un portal de una finca y aprovechamos para comer algo antes de seguir. No sabemos por donde tirar, si bajar en sentido contrario, si bajar por el tramo libre de la subida al Castro Barbudo, y al final seguimos un poco hacia arriba para tirar luego hacia A Escabia, para enseñarle a Edu por donde se coge la subida al Muralla desde la aldea de Ardeleiros.
Decidimos seguir bajando por el asfalto en dirección otra vez a Bealo, pero antes de llegar a Millón, cogemos otra carretera que nos sube hasta A Cabaleriza, y desde ahí vamos bajando para empalmar con la pista que nos lleva hacia el Confurco, pero no para subirlo, si no para acercarnos hasta San Ramón y desde allí coger la AC-305 e ir tirando de regreso hacia Boiro.
Como se nos ha echado el tiempo encima, desgraciadamente no podemos acercarnos hasta San Isidro, así que decidimos parar en el Don Paquito, donde damos buena cuenta de una buena ración de lomo asado con pimentón y patatas fritas, recuperamos algo de fuerzas y desde allí a ritmo tranquilo hasta casa, pasando por el paseo marítimo de Escarabote y el Camiño Real en la Ribeiriña.
En total, recorrimos los concellos de A Pobra, Boiro, Rianxo y Lousame en una jornada en la que el clima parecía representar una obra de Valle-Inclán, padre del esperpento, ya que tan pronto salía el sol como se ponía a llover, soplaba viento helado o había calma chicha.
Track de la ruta