BANANA JOE Y LA CASITA DE CHOCOLATE

Penúltimo sábado del mes de agosto y, por lo que se ve, la gente sigue con ganas de bicicleta y nos juntamos otra vez una decena de chalados en el jardín. El día promete, ya que no hace calor, hay algunas nubes amenazantes por la zona de Boiro, pero no nos intimidan. De hecho, ¡qué leches, vámonos hacia Boiro!
Cogemos la ruta habitual cuando vamos hacia el norte por carretera, es decir, subir la Angustia y en la Ribeiriña cogemos por el Camiño Real hasta el Conchido para luego meternos por el paseo marítimo de Escarabote hasta casi playa jardín.
Pasamos por Barraña como una exhalación, ja, ja, ja y justo al llegar al cruce del Duplex, tiramos de frente para subir en dirección a Espiñeira. La cuesta va tirando un poco, pero no se ven excesivas diferencias entre las huestes del grupeto. Pero, como cada sábado nuestro de cada día, la cosa no se iba a quedar en un paseo, así que una vez llegados a la altura de la autovía dirigimos nuestras monturas hacia la entrada del polígono industrial donde, justo al entrar a la derecha, tomamos el tramo viejo de carretera existente y que cuenta con una pendiente un poco tocapelotas. Menos mal que sólo son unos 40 metros y enseguida nos metemos por un camino que hay otra vez a la derecha y que va bordeando el polígono por encima de Sandrenzo.
Y es aquí donde se produce el fatal desenlace que se refleja en la primera parte del título de esta crónica. El camino al principio es lo suficientemente ancho para circular de a dos, pero luego se va estrechando para ponernos a todos en fila india y con unos toboganes que ponen las pulsaciones por las nubes cuando van para arriba y que te hacen ir rapido cuando van para abajo.
El pelotón iba estirado, la gente va dejando espacio entre cada uno para poder salvar imprevistos, y justo al final de la última bajada que da al inicio del repecho más duro, Juan ve algo en suelo y se lanza sin bajarse de la bici. Era un espejismo pero en la refriega con los toxos y helechos perdió algo que le hizo lamentarse durante el resto de la ruta, algo que sin él era como si no hubiera más allá, como sino hubiera futuro, había perdido.........su plátano, su banana, su fuente de potasio. Su desasosiego era palpable una vez que se reunió con el resto del pelotón, pero entre todos, conseguimos levantarle el ánimo.
Una vez acabada nuestra buena acción psicológica y apostólica, seguimos serpenteando por varios caminos en dirección a Treites. Caminos que a Luismi no le traían muy buenos recuerdos ya que, precisamente por allí, era por donde había pasado y donde se había caído hacía casi cuatro meses. Pero no dudo en volver a pasar por el lugar del siniestro como si nunca hubiese ocurrido.
Poco después de pasar la Zona Cero, el grupeto se desvía por un sendero a la izquierda y, a pesar de la escasez de lluvia de este verano, la cosa se va poniendo complicada ante exhuberante vegetación existente por esa zona. De hecho, tuvimos que realizar varias paradas técnicas a causa de las silvas y otras ramas que en ciertos momentos se cruzaban en las trazadas y que laceraban sin piedad nuestras piernas y nuestros brazos.
Llegamos a la zona de Belles donde la cosa parecía haber mejorado, los caminos estaban más ciclables a pesar de algunas piedras, arena y agua que aparecían pero, de repente, giramos a la izquierda y aquello se empezó a convertír en una pesadilla verde. En algún momento parecíamos los enanitos de Blancanieves yendo al bosque a trabajar, alguno incluso creyó ver a Hansel y Gretel buscando la casita de chocholate, pero conseguimos salir de aquella selva y llegar sanos y salvos a la carretera de Insuachán, cerca de A Galea.
No contentos con el tramo estilo guerra de Vietnam, afortunadamente no nos encontramos charlies por el camino, cruzamos la carretera y nos dirigimos al tramo en el que el Maestro intentó emular a Jesucristo caminando sobre las aguas, aunque en verano no corre ni una gota y aquello se convierte en una especie de trampa de arena.
Pero la pista es amena, con sus zonas más o menos técnicas gracias a las piedras que la jalonan y poco a poco vamos acercándonos a Armada para salir a la carretera y coger en dirección a Beluso.
La cosa va yendo suave, pero en un momento dado a alguien le pica una avispa en el culo porque la cosa se desmadra y aquello parece un final de etapa de la Vuelta o del Tour con casi todos a rebufo unos de otros. ¿Casi todos? Pues sí, porque Fer ha pasado completamente y ha seguido a su ritmo por lo que, antes de llegar a Cespón, tenemos que bajar el ritmo para esperarle ya que los sherpas han decidido seguir hacia Neixón.
Nos volvemos a reagrupar todos pero las ganas de bar y tapa ya están haciendo efecto entre todo el grupeto y se pedalea más de cháchara que de otra cosa hasta que, llegados a Bodión, justo a la altura de Jealsa, como la carretera pica para abajo, se desatan de nuevo las hostilidades y varios saltan como posesos, los demás no se quedan atrás pero Luís les indica que se metan por detrás de Chicolino para atajar y así lo hacen, saliendo bastante por delante de ellos.
El pelotón se ha roto en varios pequeños grupos por lo que volvemos a reducir el ritmo para reagruparnos esperando otra vez por los últimos en uno de los cruces que nos van a llevar hacia O Saltiño. Una vez allí, aprovechamos el paseo de Barraña para circular por su carril bici y luego empalmar por playa jardín hasta llegar al Don Paquito donde paramos para reponer fuerzas a base de tapa, mejor dicho, de tapón de calamares, con sus correspondientes bebidas.

Track de la ruta

1 comentario:

  1. gracias por ampararme en la caida y encomtrar el platano jajajajajaja

    ResponderEliminar